"La izquierda no puede asumir el sistema de contrataciones de CiU sin cuestionarlo"
Elsa Blasco (ICV) es desde hace dos años concejal de Horta-Guinardó. Asegura que se le da bien el contacto directo con la gente. La crisis del Carmel ha puesto a prueba esta capacidad.
Pregunta. Hace casi un mes que empezó la crisis. ¿Le ha aportado algo nuevo?
Respuesta. He aprendido que la política no se puede hacer sólo en los despachos, sino en la calle, con los afectados. Pero he sacado otra lección, que los técnicos no siempre tienen la razón.
P. ¿Por qué?
R. He aprendido que hay que poner en cuarentena las explicaciones de los técnicos, hay que ser sobre todo prudente. No ha pasado nada que no estuviera previsto, sino que ha sucedido siempre lo peor de lo que pronosticaban los técnicos. Es decir, nos avisaron de que podrían surgir nuevos hundimientos, que quizá se debían derribar más edificios... Debiéramos haber explicado con mayor contundencia cuáles eran las previsiones más pesimistas.
P. ¿Asumen algún error?
R. Puede ser que al principio nos precipitáramos un poco, pero sobre todo porque había mucha presión para que actuáramos con rapidez. A partir del segundo socavón empezamos a trabajar con calma. También reconozco que hubo algunos fallos en el momento de transmitir la información a los vecinos, lo cual es bastante lógico. Los concejales íbamos a asambleas respondiendo a preguntas muy técnicas que nos hacían los afectados y que no podíamos responder. Hasta que hicimos un motín a bordo y dijimos que eran los técnicos quienes debían hablar con ellos. En cambio, tuvimos una buena capacidad de reacción.
P. ¿También la tuvo la Generalitat?
R. No fue tan ágil, y prueba de ello es que el primer golpe lo paró el Ayuntamiento. Política Territorial, Interior y Medio Ambiente y Vivienda estuvieron allí enseguida. A Bienestar y Familia le costó más.
P. ¿Espera dimisiones, hoy?
R. Sí. No sólo técnicas, sino también políticas, al menos para que cese la forma actual de contratación de las obras, porque no puede ser que heredemos el modelo de subcontrataciones que rigió en el Gobierno de CiU en los últimos 23 años y que la izquierda los asuma sin cuestionarlo. Las obras también deben llevarse a cabo de otra forma.
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