_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sabios

En mi ingenuidad creí que el comité de sabios nombrado para resolver el problema de la televisión nacional estaba hecho para resolver su problema de conciencia. O sea, para defendernos a nosotros, espectadores y oyentes, de sus contenidos, de sus miserables políticas que la inclinan al más fuerte, de sus resabios antiguos y de la comercialización de programas que debían ser ejemplares: sobre todo, para que las privadas supieran que su calidad sólo podía vencerse con más calidad. ¡Tonto yo! Veo ahora que se trata de la cuestión económica y administrativa. En eso no sabía yo que fuesen expertos los designados: personas tan admirables y tan entrañables para mí como Emilio Lledó, su presidente.

La cuestión de la deuda gigantesca y del despilfarro administrativo me parecía cosa de hacendistas y, sobre todo, del sentido común: RTVE no tiene más solución que su voladura, su desaparición -previa indemnización a sus empleados, y recolocación a los que valgan- y la creación, si es que merece la pena, de una nueva. La relación de los estados modernos con los medios de expresión y a veces de pensamiento es creciente en relación con sus invenciones: menos para los libros -¿para qué gastarse dinero en España, si no lee nadie?-, luego con los periódicos, más ya en la radio y tremenda en la televisión, creando en estas dos últimas la propiedad fuerte del Estado. El Estado es el Gobierno -hablo del mundo occidental- , y el Gobierno cree que la televisión es suya: ningún poder político trata de esterilizarla porque la usa, y podrá usarla otra vez si perdiera. Las emisoras nacionales hacen la propaganda del país para el exterior por sus ondas cortas, y para el interior en todas. Fue un invento de los totalitarismos que copiaron las democracias; absorbieron de sus antagonistas alguna fuerza cuando se quedaron de protagonistas.

Todo poder es fascista por naturaleza, y sus grados de poco a mucho, de menos a más, nos permiten suponer cuál es mejor. Cuando murió el pobre Franco -digo pobre por la agonía que le hicieron sufrir quienes le amaban-, sus sustitutos se apresuraron a suprimir toda la prensa estatal, la "prensa del Movimiento"; pero no lo hicieron con la radio y la televisión. Se quedaron con la administración de licencias: no es lo mismo. Puede que Aznar nunca hubiera sido presidente sin su acumulación de medios: ése es el riesgo. Aún los maneja.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_