Un juez español ordena la captura del ex presidente de Guatemala Lucas García
El juez de la Audiencia Nacional Fernando Grande-Marlaska ordenó ayer la detención a efectos de extradición y la prisión provisional del ex presidente de Guatemala Fernando Romeo Lucas García, de 81 años, que, al parecer, reside en Venezuela y se encuentra aquejado de la enfermedad de Alzheimer.
El magistrado español le imputa la comisión de siete asesinatos consumados, otro en grado de tentativa y un delito de torturas, presuntamente cometidos el 31 de enero de 1980 a raíz del asalto a la sede de la Embajada de España en la capital guatemalteca, en la que resultaron asesinadas 36 personas. Entre las víctimas figuraban los ciudadanos españoles Jaime Ruiz del Árbol, Luis Felipe Sanz Martínez y Teresa Vázquez de Villa, mientras el embajador Máximo Cajal resultó herido de consideración.
Asesinatos
La acusación se refiere también a los asesinatos de los sacerdotes españoles Faustino Villanueva, José María Gran Cirera, Juan Alonzo Fernández y Carlos Pérez Alonzo, ocurridos entre junio de 1980 y agosto de 1981, a los que se trataba de castigar por su colaboración con el pueblo maya al que se atacaba y trataba de exterminar desde el Gobierno.
En el auto dictado por el juez Grande-Marlaska se señala textualmente que "de la instrucción concluida al día de hoy se infiere cómo entre enero de 1980 y septiembre de 1981 Fernando Romeo Lucas García era presidente de la República de Guatemala, Ángel Aníbal Guevara, ministro de Defensa, Benedicto Lucas García, jefe del Estado Mayor, Germán Chapina, director general de la Policía, y Donaldo Alvarez, ministro de la Gobernación. Consta asimismo, y en grado de seria probabilidad (...) cómo desde la citada estructura gubernamental se entretejió un plan tendente a minimizar la etnia maya, provocando desplazamientos forzados, haciendo de la violencia generada en la propia organización estatal instrumento apto para tales fines".
"Esa violencia", según el escrito, " se materializó en plurales asesinatos, torturas, violaciones de mujeres, etc, haciendo del terror un modus vivendi".
