"Si querían hacerme daño, no lo han conseguido"
Josep Perlas (Gavà, Barcelona; abril de 1960) era hace sólo dos semanas miembro del G-3, el grupo de tres capitanes del equipo español de la Copa Davis de tenis. En la pasada, sin embargo, vivió algunos de los momentos más amargos de su carrera profesional. Pedro Muñoz, el nuevo presidente de la Federación Española, le comunicó que no le renovaba el contrato y que, en cambio, sí daba su confianza a Juan Bautista Avendaño y Jordi Arrese. Perlas piensa que su postura no fue bien defendida por sus compañeros. Cree que el hecho de entrenar al argentino Guillermo Coria no es incompatible, como no lo fue ser entrenador de Carlos Moyà y Albert Costa en su día. Y confiesa que no esperaba esto en vísperas casi de la primera eliminatoria de la nueva edición del torneo, en Bratislava, frente a Eslovaquia.
"Intentaron hacerme creer que eran los jugadores quienes habían tomado la decisión de que no podía seguir. Pero en un 80% me han apoyado"
"Entrenar a Coria [argentino] no es incompatible con la capitanía, salvo que la filosofía con la que surgieron el G-4 y el G-3 se crea desgastada"
Pregunta. ¿Se ha repuesto ya del impacto?
Respuesta. Desde luego. Desde que empecé a recibir las primeras llamadas de los jugadores y sus técnicos percibí que no era tan dramático como me lo habían pintado. Intentaron hacerme creer que eran los jugadores quienes habían tomado la decisión de que no podía seguir.
P. ¿Imaginaba que el G-3 acabaría de esta forma?
R. En absoluto. La prensa me confirmaba que los tres iríamos juntos hasta el final. Tras una charla de más de una hora con Muñoz, incluso me fui a Marsella con su afirmación de que no me preocupara porque su intención era renovar al G-3 completo. La discusión se centraba en si sería por uno o dos años. Pero en el torneo francés todo tomó un cariz distinto. Me enteré cuando el jueves día 10 Avendaño me dijo que mi continuidad pintaba mal.
P. ¿Se siente traicionado por sus compañeros o por Muñoz?
R. No. Me sentiría así si pensara que ellos o quienes han tomado la decisión lo habían premeditado con maldad. Pero no creo que haya habido nada de eso. Es cierto que han surgido detalles por parte de la directiva de la federación o de algún jugador -es imposible caer bien a todos- que han condicionado el cambio de actitud. Es evidente que nadie podía defender mi posición mejor que yo mismo. Traicionado no me he sentido. Solo, tal vez sí.
P. ¿Por qué solo?
R. Porque, si era cierto que íbamos tan juntos los tres, no entiendo que volviera a Barcelona sin la posibilidad de defender mi postura. En mi reunión con Muñoz, a la que acudieron Arrese y Avendaño, no tuve ocasión de exponer mis opiniones porque, simplemente, me comunicaron la decisión de no renovarme. Y esa cuestión sólo pude intuirla la noche anterior. Antes, ninguno de mis compañeros me había dicho nada.
P. El problema que aduce Muñoz es que usted entrena a Guillermo Coria, argentino. Arrese y Avendaño dicen que en Australia se vivieron situaciones difíciles y controvertidas cuando Juan Carlos Ferrero perdió ante Coria.
R. Tal vez las vivieron ellos y algún otro. Pero Ferrero y su preparador, Antonio Martínez Cascales, me aseguraron que no había ningún problema y que era una situación idéntica a la vivida en la final de Roland Garros cuando yo dirigía a Albert Costa o antes cuando entrenaba a Carlos Moyà. Si ellos o algún otro jugador se sintieron mal, no me lo comentaron.
P. ¿Entrenar a Coria es incompatible con la capitanía española en la Copa Davis?
R. No, si la intención es dar continuidad a la idea con la que se formaron el G-4 y el G-3. Si esa filosofía se ve desgastada y el presidente piensa que hay otra mejor, es otro problema. Creo que el G-3 seguía siendo válido y que nuestra experiencia nos ayudaba ante el futuro.
P. ¿Cómo han reaccionado los jugadores con usted?
R. En un 80%, por no decir más, me han dado su apoyo. Se han sentido utilizados porque nadie les ha pedido su opinión. Recibí sus llamadas y eso me dio paz y tranquilidad. Si alguien quería hacerme daño, no lo ha conseguido en ese sentido.
P. ¿Qué le dijeron los jugadores y sus técnicos?
R. Muchos comentarios no puedo revelarlos por la intimidad con que fueron hechos y porque son cosas de peso e importantes dichas en ese momento porque sabían que las necesitaba. Algunos me impactaron. En resumen, lo que he recibido es la confirmación de que ellos no habían cuestionado mi continuidad porque confiaban en mí y en mi capacidad técnica y de que, por encima de todo, no me merecía salir así del G-3.
P. ¿Habría cambiado algo si hubiera aceptado la oferta que tenía de Fernando Verdasco en vez de optar por Coria?
R. En absoluto. Fue una decisión muy difícil para mí porque creo que Verdasco
puede entrar en la élite y me habría gustado compartir su evolución. Así se lo expresé a él y a su padre.
P. Como capitán, tenía acceso a una información privilegiada sobre los jugadores.
R. Sí, pero esa misma información la tenían de los míos los entrenadores que estaban en la concentración cuando yo llevaba a Costa y Moyà. Pero todo eso tiene una influencia mínima. Toda esa información la puedes obtener en el circuito compartiendo desayunos, vestuarios y, a veces, entrenamientos. Sólo hay que mirar para ver.
P. ¿Cómo afronta España a Eslovaquia?
R. La base del equipo es la correcta. Si Moyà no hubiera anunciado al final del año pasado que no jugaría esta Copa Davis, el equipo habría podido cambiar. Es el único elemento de cambio. El equipo es el que debía ser. Ferrero no tiene la confianza ni el nivel necesarios. Atraviesa un momento difícil. Cascales me dijo que, si le precisábamos, hablaríamos, pero no ha sido el caso. Tommy Robredo lleva parado desde Australia por su hombro derecho y arranca ahora, demasiado cerca de la eliminatoria. Y Costa puede aportar experiencia. Podemos ganar.
P. Usted aportaba su profundo conocimiento del circuito. ¿Cómo va a suplirse eso?
R. Tanto Arrese como Avendaño han sido jugadores y saben afrontar situaciones difíciles. Deberán viajar más, tener más contacto con los jugadores y mantener viva la llama de la Copa Davis.
P. ¿Cómo es Eslovaquia?
R. Hrbaty ha logrado buenos resultados y se motiva especialmente. Beck jugó a gran nivel en Australia. Y Kucera aporta su experiencia. Nosotros tenemos gente que sabe jugar en pista rápida como Feliciano López o Rafa Nadal. Ya lo demostraron en Brno, ante la República Checa, el año pasado.
P. ¿El reto de Coria es ganar Roland Garros?
R. Su entorno y él tienen un exceso de obsesión. Sí puede ganar, pero yo no cierro ahí el círculo. Puede dar mucho también en otros grand slam. La cuestión es mantenerse entre los cinco primeros del mundo. Por tanto, los retos son muy altos.
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