Consenso social y autoestima
Vienen sucediendo en el ámbito sociolaboral de Andalucía verdaderos acontecimientos que bien pueden servir para incrementar nuestra autoestima ahora que nos encontramos a las puertas de la celebración del 28-F. Acabamos de asistir a la firma del VI Acuerdo de Concertación Social que han suscrito la Junta, empresarios y sindicatos. Se ha defendido el mismo como todo un ejemplo de entendimiento que ofrece resultados concretos a la ciudadanía y que van desde el establecimiento de una fructífera paz social hasta la habilitación de los recursos necesarios para incrementar la formación de nuestra mano de obra, algo que resulta fundamental para incrementar nuestra productividad. Igualmente, se ha llegado a presentar como todo un ejemplo para otras comunidades autónomas que carecen de un instrumento de este tipo y cuya eficacia queda ya fuera toda duda.
Pero el consenso alcanzado no es gratuito ni viene caído del cielo. Es producto de la cultura reinante entre las partes implicadas que han sabido a lo largo de años, a través del diálogo, separar lo sustancial de lo anecdótico. Han aportado la suficiente perspectiva para asentar medidas estructurales antes que responder a la coyuntura, más dada al cuerpo a cuerpo. Han demostrado, por tanto, poseer tal altura de miras que, ahora, les lleva, incluso, a la Confederación de Empresarios de Andalucía (CEA) y a los sindicatos UGT y CC OO a plantear, esta semana, una declaración conjunta sobre la reforma del Estatuto de Autonomía. Será este martes y comparecerán tanto Santiago Herrero, presidente de la CEA, como Manuel Pastrana y Francisco Carbonero, secretarios generales de UGT y CC OO, respectivamente.
A pesar de las diferencias lógicas que han de sostener las relaciones de unos y otros, lo cierto es que han tenido la inteligencia de alcanzar una posición común para defender los intereses del conjunto de los trabajadores y los empresarios, según dicen. Si bien coinciden en introducir mejoras que profundicen en el autogobierno de los andaluces, advierten que éstas deben ser con las limitaciones propias que fija el marco estatal de la reforma laboral y con la garantía, siempre, del mantenimiento de la llamada caja única de la Seguridad Social. Mayor sensatez o sentido común, imposible y máxime en un momento en el que se escucha alguna que otra propuesta, en el debate territorial abierto, más que pintoresca.
Así que, cuando nos disponemos a desplegar diversas actividades para conmemorar el Día de Andalucía, conviene no perder de vista estos hechos que se pueden presentar perfectamente como un signo más de la madurez del pueblo andaluz, y, también, por qué no, como una señal que nos distingue de los demás al resaltar la personalidad de una comunidad que apuesta antes por el consenso que por el enfrentamiento. Es por ello que no puede pasar desapercibida esta aparición de los representantes de los empresarios y los trabajadores fijando criterios mínimos con los que afrontar nuevos retos. No pueden decir lo mismo los partidos políticos. A tenor de lo ocurrido hasta ahora parece más que imposible que todos lleguen a un acuerdo para la reforma del reglamento del Parlamento Andaluz. El Partido Popular se ha descolgado, una vez más, mientras que en el PSOE no se vislumbra tampoco ningún viso de que vaya a modificar su postura.
Dicen los socialistas que lo que no pueden pretender los populares es ganar en estas negociaciones lo que fue imposible en las urnas. Hace bien la presidenta de la Cámara, María del Mar Moreno, en apelar al consenso y en requerir el concurso del PP para que los cambios que se pretenden aplicar cuenten con el respaldo del principal partido de la oposición. Sin embargo, harán falta algo más que buenas palabras para sacar del atolladero este nuevo desencuentro con los populares.
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