"Teníamos que pinchar algún día"

El fútbol alecciona. En su lección de ayer, en un Bernabéu abarrotado, nos informó de la naturaleza transitoria de todas las cosas del orbe, incluyendo la magia de Vanderlei Luxemburgo, cuya fama de chamán invencible se esfumó en el octavo partido de Liga que dirigió. Después de que su equipo cayera ante el Athletic el técnico madridista se presentó en la sala de prensa contradiciendo su mensaje habitual. Ya no dijo aquello de que no había que mirar al pasado; no eludió, como venía haciendo, las referencias a la parte de la temporada en la que todavía estaba en Brasil. "Hay que ser positivos", comentó; "y pensar que si la Liga hubiera empezado en la segunda vuelta, la diferencia [con el Barcelona] no sería tan grande. El problema no viene de ahora sino de hace seis meses". Ante su segundo tropiezo -el primero fue la eliminación de la Copa-, Luxemburgo se acordó del trabajo de Camacho y García Remón sin nombrarlos. Y reflexionó sobre la volubilidad del juego: "Teníamos que pinchar algún día y ha ocurrido hoy". Siete victorias después de su llegada Luxemburgo salió del vestuario con la mandíbula en tensión y los ojos nublados de rabia. Que le mencionaran aquello de su buena suerte -en referencia a los partidos que el Madrid ganó por los pelos, contra el Osasuna y el Atlético, por ejemplo- fue como si le clavaran una banderilla infectada. "¡No se puede decir que un entrenador que ha ganado seis Ligas brasileñas dependa de la suerte!", chilló. "Ya dije", prosiguió; "que la semana no había sido buena, pero no hemos perdido por eso sino porque no hemos hecho un buen partido". La mención de la agitada semana que habían tenido los jugadores del Madrid fue inevitable. El propio Luxemburgo había lamentado el viernes que hasta la víspera del partido contra el Athletic se había hablado más "de la boda [de Ronaldo] y del tsunami". Capítulo aparte merece la planificación que ha hecho Luxemburgo del partido que debe jugar el Madrid pasado mañana en Liga de Campeones. No cabe duda de que el hombre se lo ha tomado más en serio que nada. Por ello decidió reservar a Ronaldo, Raúl y Zidane. Según sus declaraciones, se diría que a Luxemburgo no le importó perder porque ya habrá tiempo de recuperar puntos más tarde. "Reservé a los jugadores porque en la Liga quedan más partidos", dijo; "pero con la Juventus son sólo 180 minutos y son decisivos". "La responsabilidad de la derrota es en gran parte mía, porque yo soy el que decide el once", prosiguió. "Dejar a Ronaldo en el banquillo no ha sido un castigo. No hago las cosas porque la prensa u otras personas quieran. Cuando lo tenga que hacer con algún otro compañero lo haré". El portero del Athletic, Aranzubia, fue testigo de un partido singular por la poca eficacia del Madrid en su propio campo. "Cuando juegas aquí sabes que el Madrid alguna ocasión te hace; pero luego han tenido pocas ocasiones", dijo el guardameta. "Nosotros hemos estado francamente bien defensivamente".

"Sólo balones largos"

Uno de los héroes rojiblancos de la noche fue Asier del Horno. El lateral internacional del Athletic suma con el de ayer cinco goles al Madrid. En su opinión, el equipo blanco se quedó sin más recurso que los pelotazos. "Ellos se han agrupado bien en defensa, pero el único peligro que nos han creado", dijo; "ha sido con los balones largos de Beckham. Nosotros hemos salido al campo convencidos de que podíamos ganarles".

"Me habría gustado llevarme el recuerdo", dijo Orbaiz de su gol desde fuera del área, que no subió al marcador; "pero yo tampoco lo vi claro". Orbaiz sufrió en sus piernas entradas de Guti, Solari y Gravesen. El medio centro vizcaíno soportó el rigor defensivo de un Madrid más endurecido que antaño. "Cada uno intenta hacer su partido", declaró, resignado; "y el Madrid ha intentado apretarnos en las primeras jugadas. Nosotros sabíamos que si salíamos de esa primera presión luego tendríamos ocasiones de montar alguna contra. A veces nos han cortado y otras veces hemos acertado y al final hemos hecho un buen trabajo", concluyó.