Bullock y Reyes apuntillan al Tau
El Madrid se proclama aspirante, tras un duelo intenso, a un título que no gana desde 1993
Maljkovic se salió con la suya. Bullock, Bennett y Reyes debían decidir. Lo hicieron. El partido fue laborioso, como no podía ser de otra forma cuando el Tau anda por medio. El Madrid sembró desde el principio, con una labor a veces sorda, casi inapreciable o incomprensible para muchos espectadores, de tanto exprimir a secundarios como Hervelle o a jugadores tan incapaces de resolver una jugada ofensiva como Burke. Pero toda labor de zapa era poca ante el Tau, un equipo que trabaja los partidos lo indecible, al punto de que a veces sus jugadores parecen sometidos al martirio que significa la bronca constante de Ivanovic desde la banda. Pero así se había convertido en un equipo grande de verdad y había llegado nada menos que a las tres últimas finales y había ganado la última. El Madrid supo estar a la altura de tal exigencia por primera vez en muchísimos años. No gana la competición desde 1993 y desde entonces sólo había jugado otra final, la que perdió en 2001 ante el Barça de Gasol. Pero el Madrid de Maljkovic por fin apunta alto, como desde hacía tiempo que no se le veía.
TAU VITORIA 77 - REAL MADRID 80
Tau Vitoria: Scola (20), Splitter (7), Hansen (18), Calderón (6) y Macijauskas (19) -cinco incial-; Prigioni, Vidal (2), Conley, Arzallus, David (5), Gabini y Betts.
Real Madrid: Sonko (2), Bennet (16), Fotsis (4), Reyes (18) y Bullock (20) -cinco inicial-; Stojic, Herreros (9), Bueno, Gélabale (11), Hervelle y Burke.
Árbitros: Mitjana, Hierrezuelo y Conde. Eliminaron a Sonko.
Segunda semifinal. 10.644 espectadores en el Pabellón Príncipe Felipe.
4º CUARTO: 23-23
3º CUARTO: 13-22
2º CUARTO: 22-12
1º CUARTO: 19-23
Maljkovic urdió un plan que supeditó de entrada todas las piezas al rédito defensivo. Partía de la premisa de que, para ganar el partido, tenía que reducir al máximo los daños que le causara el juego del Tau en el interior de la pintura. Le salió bien la estrategia. Solventado el primer problema, Maljkovic pudo dedicarse a ajustar la defensa de su equipo en torno a Calderón. El base del Tau confirma día a día el enorme salto de calidad que ha dado de unos meses a esta parte. Es un torbellino que aúna velocidad, habilidad en la ejecución e iniciativa y acierto en el lanzamiento y que es teledirigido desde la banda por un sobresaliente Ivanovic.
El Tau se encalló desde el primer instante. Se perdió en su intento a ultranza de arrancar a base de penetraciones y balones doblados bajo el aro. Pero el Madrid salvaguardó esa línea bien. Cuando el Madrid puso cerco a Calderón, empezaron a abrirse las diferencias porque le dio carrete a Bullock y a Bennett y en el segundo cuarto Herreros y Reyes se añadieron a la fiesta. El Tau capturaba más rebotes y recuperaba más balones, pero de poco le servía. El Madrid se encontraba más a gusto sobre la pista.
El tercer cuarto marcó un punto de inflexión. El Madrid perdió por completo el orden defensivo. Macijauskas y Scola hicieron acto de presencia de manera decisiva con la inestimable ayuda de un jugador que muchas veces pasa un tanto inadvertido, pero que le proporcionó ayer un caudal de puntos extraordinario. El Madrid, en cambio, no logró disimular ni un ápice que sin Bullock ni Herreros su ataque quedaba reducido a la miseria. El resultado es que de, perder por 11 puntos al filo del segundo cuarto (34-45), el Tau le dio la vuelta al marcador para entrar por delante en el último acto (58-57). Curiosamente, el acelerón lo dio con el base argentino Prigioni al mando, que sustituyó a un exhausto Calderón. Pero el Madrid resistió las embestidas del Tau y consiguió llegar a los instantes finales siempre entre uno y cuatro puntos por delante en el marcador. Con Bennett al timón, Bullock como amenaza constante para el Tau y Felipe Reyes siempre eficiente, consiguió el Madrid estar siempre un paso por delante del Tau.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.