¿Cómo acabar con la xenofobia?

Una marea de racismo sacude los estadios de fútbol de media Europa. Las desafortunadas palabras del seleccionador español, Luis Aragonés, antes del partido de octubre contra la selección belga utilizando al francés Henry -propuesto ahora por la FIFA, junto a su compatriota el madridista Zidane, embajador contra el racismo- para motivar a Reyes, compañero suyo en el Arsenal -"¡dígale al negro de mierda que es mejor que él!"- intentaron justificarse por los códigos del fútbol. Pero en noviembre, con la polémica menguando, el enganche verbal de Aragonés con unos periodistas ingleses -les recordó la persecución, "lobos contra gamos", de la que fueron víctimas los nativos en las colonias del antiguo Imperio Británico- volvió a calentar los ánimos y el duelo amistoso entre España e Inglaterra supuso que un sector del estadio Bernabéu insultara con sonidos simiescos a los jugadores negros del equipo rival, acostumbrados a la tolerancia cero al racismo en su país. Lo mismo había sucedido un día antes, entre los sub 21, en Alcalá de Henares (Madrid).

Los comentarios de Aragonés y la actitud de la grada ha supuesto la repetición de los hechos por el territorio español: en Getafe, Albacete y Zaragoza se cebaron, por ejemplo, en Sissoko, Ronaldinho o Eto'o, al que hace una semana tiraron cacahuetes en La Romareda. Ocurrió en la misma jornada en la que Kameni, el portero camerunés del Espanyol, fue objeto de las burlas de parte de su propio público de Montjuïc por pedirle respeto hacia su compatriota Kome.

"Nos preocupa la repercusión de los grupos violentos en la Europa del Sur y en los clubes de la del Este", refieren desde la UEFA, que ensalza al Reino Unido como "modelo". Con el ánimo encogido por los 65.000 euros de multa a la Federación Española por los incidentes de Madrid y los 9.780 euros al Real Madrid por los improperios a dos futbolistas del Leverkusen -obra de "seis rumanos poco asiduos al Bernabéu", según el club-, España creó el 22 de diciembre el Observatorio de la Violencia, el Racismo y la Intolerancia en el Deporte, que recorre el camino iniciado hace años en los campos británicos.