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OPINIÓN DEL LECTOR
Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Cajeros automáticos

Durante las fiestas navideñas utilicé, como otras veces, un cajero automático de la red a la que se encuentra adscrita el Banco de Sabadell, donde tengo cuenta, al no disponer esta entidad de cajeros propios en mi barrio de Bami. Pues bien, uno de los billetes de 50 euros entregados por el cajero automático de la oficina urbana 24 de Caja Rural del Sur no me fue admitido en una frutería porque era falso. Realizada la oportuna reclamación en el banco, del que no soy cliente directo, no obtuve respuesta después de casi un mes. Vuelto a la oficina, se me invita a hacer uso de una hoja oficial de reclamación a la que, efectivamente, doy curso. Al límite del plazo de respuesta, recibo ésta indicándome que "una vez analizados los hechos y auditados los procedimientos de carga del cajero automático, le indicamos que dada la procedencia del dinero que se introduce en los mismos (empresa de seguridad que nos certifica los billetes de curso legal y el arqueo que se realiza por el personal de nuestra oficina) y las medidas de seguridad del propio cajero, no hacen factible la disposición de billetes falsos". O lo que es lo mismo, que miento o, en todo caso, que me fastidie. Entiendo que el banco, como entidad, no tenga ningún interés en entregar billetes falsos. Pero también entiendo que cuando una persona de las que manejan el dinero admite por inadvertencia uno de tales billetes (a veces se entregan, por ejemplo fajos de billetes que son contados de forma rápida) procure derivar el problema hacia una vía de solución rápida que le cause pocos problemas, como puede ser introducirlo en un cajero mecánico. Y el banco, del que no eres cliente y, por tanto, no tiene interés en ti, decide que el culpable eres tú por utilizar los cajeros automáticos sin tener un notario al lado. Hace no mucho tiempo, una compañera de la Universidad pasó su propio calvario (y también su hermana, que se vio igualmente afectada) porque alguien entró, por vía de Internet, en su cuenta en Caja Madrid y le sustrajo tanto el dinero como títulos depositados en la misma, que viajaron al extranjero. El banco se limitó a decirle que la culpable era ella, porque habría permitido que otra persona supiese su clave en algún descuido, con lo cual aunque pagues por el mantenimiento de una cuenta en realidad tú eres el último responsable de su seguridad. Esta compañera recurrió, en su desesperación, a poner la noticia en el foro de discusión, en web, de la Universidad de Sevilla y, milagrosamente, al banco se le iluminó la mente empresarial y comprendió que la cosa podía ser como ella decía, por lo que se le restituyó lo robado.

Una entidad bancaria u otra, todas procuran que tú hagas el trabajo, bien en cajeros o bien en Internet, lo mismo que los surtidores de gasolina pasan al autoservicio, con lo cual se generan beneficios para la entidad y posibles perjuicios para el usuario. Y ya sabemos que el Popular, ya ha lanzado la idea de cobrar incluso en sus propios cajeros, alegando ¡que ganan poco dinero! Quede pues este escrito como elemento de reflexión.

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