"La Unión consolida el imperio de las multinacionales"

Aitor Bezares (Vitoria, 1974) es uno de los delegados del sindicato LAB en Gamesa y argumenta, en línea con su central, en contra del Tratado porque "beneficia a los grandes imperios económicos, por una parte, y a los estados en vez de a los pueblos, por otra".

Pregunta. ¿Va a votar en el referéndum del domingo?

Respuesta. Sí, porque de esa manera creo que le vamos a dar mayor relieve a Euskal Herria, y vamos a hacer pensar a más de uno que Euskadi existe como una realidad en este mundo y además con vocación europeísta, pero no con esta Constitución.

P. ¿Cuáles son las razones del no de LAB?

R. En LAB creemos que la Constitución europea carece de valores básicos como el hecho de que no vaya a ser ratificada por todos sus ciudadanos. Es, por tanto, antidemocrática, y no se esfuerza en corregir las deficiencias sociales que existen en los diferentes países. Y mantiene sin resolver problemas como la inmigración, la vivienda, el empleo o la discriminación por materia de género. Al final, la Unión consolida el imperio de las multinacionales, no tiene en cuenta a los pueblos y no reconoce ni la cooficialidad del euskera ni el derecho de autodeterminación.

"La inmigración sólo puede enriquecer al mercado laboral porque la pluralidad enriquece"

P. ¿Y con respecto a los trabajadores?

R. No es exigente con los compromisos de la clase trabajadora. Es exactamente todo lo contrario. Está diseñada a la medida de las multinacionales. Convierte el derecho al trabajo en el derecho a trabajar, y eso supone una importante pérdida de derechos laborales.

P. ¿Cree que la identidad vasca se puede difuminar en una Europa abierta?

R. Hay elementos inquietantes, como el hecho de que la lengua más antigua de Europa, es decir el euskera, no sea reconocida como cooficial en el viejo continente. Tampoco se reconoce a Euskal Herria ni el derecho de autodeterminación que recoge la carta de Naciones Unidas. Todo ello hace que sea imposible aceptar esta Constitución.

P. ¿Cree que en un mercado abierto los trabajadores han de empezar a cambiar hacia criterios de movilidad geográfica?

R. Las multinacionales no pueden ser como el flautista de Hamelín, no pueden mover a los trabajadores a su antojo. Las multinacionales, por definición, no tienen nación; sólo les mueve la bandera del dinero, mientras que a las personas nos mueven otros criterios. Tendemos a echar raíces en nuestro pueblo.

P. Antes hablaba de la inmigración. ¿Cree que puede afectar de forma negativa al mercado laboral?

R. La inmigración sólo puede enriquecer, porque la pluralidad enriquece. Lo que de verdad daña son las ayudas y las inyecciones económicas hechas sin cabeza y con un criterio electoral y temporal.

P. ¿Cree que se entiende eso de decir no en el referéndum al Tratado y sin embargo definirse como europeísta?

R. Totalmente. Somos europeístas porque creemos en una Europa de los pueblos, en una Europa sensible con sus nacionalidades, con las tradiciones, culturas y con su historia, pero no nos gusta esa Europa de los estados y de las multinacionales.

P. ¿Cree que el crecimiento de Europa es consustancial a las deslocalizaciones?

R. No es a causa del crecimiento de Europa, sino a causa de que los capitales se mueve en función exclusivamente de rentabilidad económica, de condiciones laborales más favorables y eso no casa mucho con esa Europa social que se quiere vender.