Fuerza y honor
Un escalofrío me ha recorrido al leer y escuchar las noticias referidas a los planes terroristas descubiertos recientemente. Nada más y nada menos que de francotiradores hablamos. Después de ver en el trabajo de Eterio Ortega, Ciudadanos vascos, lo que opinaban unos trasuntos de Ratko Mladic y Slobodan Milosevic de su Gran Euskal Herria y de los que consideraban "no vascos", la imagen de lo acaecido no hace tanto en los Balcanes se me antojaba de una nitidez espantosa.
Sin embargo, no está de más recordar aquella escena de Gladiator en la que un grupo de luchadores es lanzado a la arena del Coliseo y, al darse cuenta de que van a ser actores involuntarios de una farsa para regocijo de quien la prepara, adoptan la única actitud que les permite salir con bien de la situación: conscientes de su dignidad, hacen una piña y luchan juntos, porque saben que en su unidad contra la amenaza radica su principal activo. Fuerza y honor era su lema.
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