El Pamesa desactiva a Bodiroga
Los valencianos, con un Oberto estelar, superan al Barça y alcanzan las semifinales
El Pamesa se ganó a pulso las semifinales y en un magnífico partido en el que el Barcelona le exigió hasta las últimas consecuencias contestó con lo mejor de sí mismo en las circunstancias más difíciles, en la agonía final. El partido acabó plasmando lo que se intuía. El Pamesa pasa un momento mucho mejor que el Barça, al que ya no le llega el talento individual para redimir la paulatina pero constante pérdida de sus constantes vitales: efectivos, dinámica de juego y frescura.
El Pamesa fue certero en la elección del mejor atajo posible para ganar un partido de los que imponen. Sin el lesionado Dueñas delante, su defensa centró el foco sobre Bodiroga. No se equivocó Pablo Laso. El Barça cuenta con muchos hombres determinantes pero no tantos como para sacar cabeza ante semejante ahogo. Obtuvo ventaja rápido gracias a que movió el balón con mucho criterio hasta encontrar variadas y magníficas posiciones para el lanzamiento y el Barça sufrió de lo lindo.
BARCELONA 76 - PAMESA 83
Barcelona: Ilievski (2), De la Fuente (4), Bodiroga (10), Fucka (6), Zizic (12) -cinco inicial-; Navarro (26), Davis (7), Grimau (9) y Sada (0).
Pamesa Valencia: Llompart (8), Rakocevic (23), Yebra (11), Tomasevic (4), Oberto (20) -cinco inicial-; Montecchia (5), Julian (6), Kammerichs (4) y Luengo (2).
Árbitros: Sancha, Maza y Murgui. Excluyeron por personales a Zizic (m. 40).
Unos 9.500 espectadores en el Pabellón Príncipe Felipe de Zaragoza. El Pamesa y el Unicaja disputarán la primera semifinal el sábado.
4º CUARTO
3º CUARTO
2º CUARTO
1º CUARTO
21-20
17-24
17-18
21-21
El Pamesa pegó un par de arreones que pusieron al Barcelona contra las cuerdas. Cuando no se imponía la muñeca de Oberto cerca del aro, eran sus jugadores exteriores los que derretían la defensa del Barcelona, más vulnerable de lo que acostumbra. En ataque, a la que Fucka empezó a fallar y a sumar faltas, también denotó dificultades extremas el Barcelona. Montes encontró antídotos, cuanto menos para que su equipo se pasara casi todo el partido haciendo la goma. La irrupción de Davis dio más brío y anticipación a la defensa sobre Oberto y Tomasevic; la de Navarro, que por momentos jugó de base, le otorgó mayor eficacia ofensiva. El Barcelona fue capaz de reducir a la nada diferencias de ocho y nueve puntos (de 12-20 a 21-20 o de 30-42 a 38-44). Pero si con Bodiroga no acababa de funcionar, sin él todo iba a peor. En los minutos en los que Montes le dio descanso, el Pamesa volvió a poner tierra de por medio.
En el tercer cuarto, Rakocevic, el mejor cañonero de la Liga, le cogió definitivamente el tranquillo al asunto. También Navarro, que estuvo magistral y que fue el jugador más resolutivo del partido. El Pamesa mantuvo ventaja porque logró defender mejor y entró con siete puntos de ventaja en el último cuarto. Una distancia apreciable, pero en menor medida cuando el equipo que está enfrente es el Barcelona. Dos canastas de Grimau lo situaron a tiro de piedra. Y a partir de ahí, tras un triple de Montecchia, el Pamesa empezó a zozobrar. Pocos equipos en Europa dejan de hacerlo cuando el Barcelona adquiere ese perfil.
Llegó a situarse por delante el Barcelona con un triple de Navarro (69-67), que definitivamente dio rienda suelta a la vivacidad de sus piernas, a su juego de cintura y a su capacidad resolutiva. El mérito del Pamesa fue que supo mantenerse en el partido, sacar faltas de la defensa del Barcelona o buscar una y otra vez, con toda la paciencia del mundo, a sus pívots, especialmente a Oberto. El argentino fue quien le dio el último impulso hacia un triunfo tan valioso como bello en un último cuarto espectacular.
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