Rusia vuelve a marcar el paso
Las crecientes exportaciones de armamento ruso a China y Venezuela inquietan a EE UU
Si EE UU se preocupaba en los años sesenta del siglo pasado por los cohetes que Moscú instalaba en Cuba, ahora protesta porque el Kremlin ha decidido vender fusiles automáticos Kaláshnikov a Venezuela. El hecho muestra cuán diferentes son las amenazas que siente Washington después de la desintegración de la URSS e indica que no desea que en mercados de armamento tradicionalmente norteamericanos entren los rusos.
Rusia ha hecho serios progresos en sus ventas de armas, que el año pasado dieron a las arcas estatales más de 4.200 millones de euros, cifra récord que además marca el quinto año consecutivo de crecimiento de la exportación de armamento. No es de extrañar, pues, que los éxitos del Kremlin estén poniendo nerviosa a la Casa Blanca.
La venta de armas aportó 4.200 millones de euros a las arcas rusas el año pasado
El Departamento de Estado estadounidense declaró la semana pasada estar "extremadamente preocupado" por las ventas de armas a Venezuela, ya que existe la posibilidad de que parte de ellas caiga en manos de los guerrilleros izquierdistas en la vecina Colombia. Adam Ereli, portavoz del Departamento de Estado, dijo que ese armamento podría tener un efecto desestabilizador en la región. Esta preocupación norteamericana había sido transmitida a Rusia en varias oportunidades, agregó Ereli.
Venezuela recibirá próximamente 100.000 Kaláshnikov. Caracas también piensa comprar 41 helicópteros de combate rusos Mi-35, principalmente para patrullar sus fronteras con Colombia. Además, el régimen de Hugo Chávez estaría estudiando la posibilidad de importar cazas Mig-29 para reemplazar a los norteamericanos F-16.
Carlos Mendoza Pottella, embajador de Venezuela en Moscú, comentó que las acusaciones de que su país está desatando una carrera armamentista son absurdas y que el Gobierno se está limitando a reemplazar su armamento viejo. El ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, también desestimó las inquietudes estadounidenses y se limitó a declarar que la prevista venta de armas no viola ninguna norma internacional ni contradice los compromisos adquiridos por Rusia y Venezuela ante la comunidad mundial. Los expertos rusos están convencidos que a Washington no le preocupa tanto que Caracas adquiera armas, sino que ese armamento no lo compre a EE UU.
Si la venta de Kaláshnikov a Venezuela es objetivamente un problema menor, Rusia tiene entre manos en estos momentos otro negocio que sí puede convertirse en un fuerte dolor de cabeza para el Pentágono: la posible exportación a China de bombarderos estratégicos.
A estos planes se refirió la semana pasada el general Vladímir Mijáilov, comandante en jefe de la Fuerza Aérea rusa, aunque no especificó qué clase de aviones concretamente planeaban vender a su gigantesco vecino asiático. Lo que sí dijo fue que en las maniobras conjuntas que realizarán este año"participarán Su24M, Su27M -aviones en esencia nuevos-, los bombarderos de gran alcance Tu-22M3 y los portacohetes Tu-95MS".
Rusia se muestra optimista en sus pronósticos de venta de armamentos para este año. Así lo demuestran las exposiciones en Bangalur (India), que terminó ayer, y la que se abrió el mismo día en Abu Dhabi (Emiratos Árabes Unidos). Mijaíl Pogosián, el director general de Sujói, declaró ayer que su compañía está en la "etapa final de una serie de negociaciones de venta" y que este año espera firmar contratos para la exportación de unos 40 Su, principalmente modernos cazas. Rusia también piensa tener nuevos éxitos en sus ventas de armas en la región del golfo Pérsico, donde actualmente hay una gran cantidad de blindados.
Temor en Taiwan
El interés de Pekín aparentemente se centra en los bombarderos estratégicos Tu-22M3. Rusia dejó de fabricarlos en 1991, pero aún le quedan unos 130 aparatos de los 300 con que contaba al desintegrarse la URSS. Hasta ahora Moscú se había negado a vender a China los Tu-22M3, por representar un sistema de armamento moderno y "demasiado poderoso".
El gigante asiático cuenta con sólo un tipo de bombardero de largo alcance: el Tu-16, que es fabricado en China gracias a la licencia que la desaparecida Unión Soviética le entregó a finales de la década de los cincuenta.
El Tu-16 es un modelo claramente obsoleto que no representa una amenaza seria ni siquiera para Taiwan, el principal adversario potencial de China. Y por supuesto ese bombardero no puede hacer nada contra la flota estadounidense que acudiría en ayuda de los chinos nacionalistas. Pero como explica el experto Mijaíl Barabánov en las páginas del diario ruso Védomosti, los Tu-22M3, sobre todo si son armados con misiles rusos modernos, pueden ser una seria amenaza para los norteamericanos incluso a gran distancia de Taiwan.
Los chinos estarían interesados en comprar por lo menos dos regimientos de aviones; es decir, unos 40 bombarderos. Esto es suficiente, según cálculos hechos en la época soviética, para eliminar al grupo norteamericano que iría en socorro de Taiwan.
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