"Tenemos que aprovechar la fuerza de todos los elementos regionales"

Antoni Siurana (Lleida, 1943) rehuye de cualquier elemento del nacionalismo identitario para definir el concepto actual de región tanto en España como en Europa. "Ahora", sostiene, "si quieres tener personalidad o carácter singular en una Europa de 25 te lo tienes que ganar día a día. No hay suficiente con vivir del pasado... Si nosotros fuimos, si nosotros tuvimos...". Este factor de cohesión identitario, opina, sólo es aplicable a los organismos de cooperación transfronteriza, como la Eurorregión impulsada por el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pasqual Maragall, que aglutina a los territorios de la antigua Corona de Aragón, o el constituido por Galicia con el norte de Portugal.

De ahí que para este licenciado en Económicas, alcalde de Lleida durante 23 años y actual consejero catalán de Agricultura, las regiones supongan un factor de cohesión dentro de la Unión más que un elemento de división que en su día quiso ver el Gobierno del Partido Popular bajo la batuta de José María Aznar. Estos rasgos de afinidad pueden desembocar, agrega Siurana, en la defensa de intereses comunes ante la Unión Europea. Y, dado su cargo, apunta por ejemplo a un bloque regional del Mediterráneo que defienda la agricultura del sur frente a los embates de los países del centro y norte del continente. Un campo extensible, por ejemplo, a la investigación, a la universidad o a las nuevas tecnologías. "Tenemos que aprovechar la fuerza de todos estos elementos regionales que constituyen polos de crecimiento", afirma el consejero.

Aunque la Constitución europea amplía las competencias del Comité de las Regiones como órgano consultivo de la Unión -sus informes serán preceptivos a la hora de elaborar la mayoría de leyes marco y además puede presentar recursos ante el Tribunal de Justicia- Antoni Siurana considera que ahora era el momento de corregir el error original que la UE cometió al crear este organismo en el Tratado de Maastricht. Es decir, mezclar en un mismo comité instituciones regionales y locales. "Un tema es la política regional y otra, la urbana. Las regiones tendrían que tener este papel territorial macro que una ciudad puede liderar pero nunca determinar o decidir", apunta. No obstante, tras la queja aflora su carácter siempre optimista: "Un comité de regiones reales y con capacidad de alianza entre ellas y creando zonas de colaboración tiene todo el sentido en una Europa que quiere impulsar su crecimiento y la calidad de vida de sus ciudadanos. Porque sino, hablaremos mucho de Constitución pero la gente querrá hechos", proclama.

Esta amalgama, sin embargo, también habría existido si este comité fuera exclusivamente un foro regional, opina el consejero socialista, porque no todas las regiones tienen la misma singularidad. "Las regiones en Europa han sido y son un hecho histórico, en algunos países más que en otros, pero con desigualdades. Aquí en España no todas las comunidades tienen el mismo nivel de conciencia o capacidad de y para serlo. Pero como catalanes querríamos más en este sentido. Sin embargo, lo que nosotros queremos en capacidad de liderar este sentimiento no significa que sea universalizable para toda Europa", apostilla.

En cualquier caso, Siurana señala que la Constitución europea hubiese tenido que reconocer mucho más la realidad regional. "Pero una cosa es lo que quieres o deseas y la otra es la realidad europea con unas regiones en constante transformación. Por ejemplo, en los inicios comunitarios el peso principal lo tenían las regiones vinculadas al carbón y al hierro y ahora son zonas en reconversión. En cambio, en la actualidad las punteras van unidas a la investigación, sobre todo en biomedicina, aeronáutica y agroalimentación".

Siurana aplaude que, junto con el mayor reconocimiento del hecho regional en Europa, el Gobierno haya hecho lo propio respecto a las comunidades autónomas. El Ejecutivo ha redactado y consensuado un reglamento que permite la participación de los consejeros autonómicos en los Consejos de Ministros sectoriales en la UE y que las comunidades tengan dos delegados en la representación permanente de España en Bruselas. "Lo valoro extraordinariamente porque el Estado toma conciencia de que no es un elemento diferente y opuesto a la acción regional sino coadyuvante y que busca la opinión de las comunidades autónomas. Creo que refuerza mucho el papel del Estado, le dota de autoridad moral y obliga a las autonomías a tener una visión de la política conjunta estatal", asegura.

Antoni Siurana, que el día 28 participará en el Consejo de Ministros de Agricultura, juzga esta forma de funcionar mucho más solidaria que la "política centralista y estatal del PP". "Cuando le pides algo a un Gobierno centralista siempre buscas salir bien parado de una comparativa entre tú y el resto. En cambio, con una relación cordial, las comunidades autónomas pueden evaluar los problemas de un sector determinado y buscar, al tiempo, una solución global y una concreta para el propio afectado", manifiesta. "Yo a Bruselas no iré sólo a defender la agricultura catalana, sino también la española", precisa.

Pero para que esta política funcione, no sólo Europa y España han de creerse la diversidad regional, sino que cada región debe tener conciencia de ello: "Lo esencial es que cada consejero tenga claro que existe corresponsabilidad política de decisión. Siempre es más cómodo decir que el Estado central te ha perjudicado".