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El radical Dean, elegido por aclamación presidente del Partido Demócrata

El frustrado candidato a las elecciones de 2004 logra ser elegido por aclamación

La dirección del Partido Demócrata norteamericano eligió ayer presidente a Howard Dean, frustrado candidato a las elecciones del pasado año. Un año después de su hundimiento en las primarias, Dean dejó ayer en minoría a los que temen su cáustica boca y su imagen radical y fue elegido por aclamación por los que creen que su irresistible energía hará buena la promesa de reconstruir el partido. Esto va a ser, dijo, "el comienzo del renacimiento del partido".

Los 447 miembros de la dirección no tuvieron que votar. La ofensiva de Dean -de 56 años, médico y ex gobernador de Vermont- fue imparable. "Vamos a reconstruir el partido porque sólo nosotros somos el partido de la reforma", dijo el hombre que descubrió las posibilidades de Internet en la organización de las bases y en la recaudación de millones de dólares, y que presume de rebelde ante los poderes establecidos, incluidos los demócratas: "Hay mucha gente en esta ciudad", dijo el miércoles, "que cree que voy a ser muy heterodoxo. Y es cierto".

"Lo primero que tenemos que hacer es defender las ideas en las que creemos", dijo. Sin mencionar Irak -algo que divide seriamente a los demócratas-, Dean abogó por hacer una oposición frontal al Gobierno, al que llamó "irresponsable fiscal"; defendió una política de seguridad "fuerte e inteligente" y el rescate de los valores "hablando de ellos de forma diferente".

Los líderes del partido, preocupados por la imagen radical de Dean, trataron de disimular su intranquilidad. Uno de los presidenciables, el hispano Bill Richardson, gobernador de Nuevo México, advirtió que hace falta algo más que la pura oposición: "No podemos limitarnos a lo negativo. Tenemos que tener algunas ideas nuevas". Los dirigentes parlamentarios -Harry Reid en el Senado y Nancy Pelosi en la Cámara- tienen miedo de que Dean no se limite a engrasar la maquinaria y quiera marcar la política de la oposición.

¿Ha aprendido Dean de sus errores? En la precampaña electoral, ninguno de sus rivales demócratas logró movilizar voluntarios y dinero al mismo ritmo que él, pero su éxito le cegó: gastó sin control y se dejó etiquetar como radical, cuando su política como gobernador había sido moderada. Dean tuvo dos momentos malos en diciembre de 2003: aceptar el apoyo de Al Gore -la quintaesencia del aparato abrazó al hombre que tronaba contra el establishment- y reaccionar con frialdad a la detención de Sadam, que todo el país celebró.

Dean es inteligente e intuitivo, aunque, como él reconoce, a veces dispara antes de apuntar -"digo cosas que me plantean problemas, me dejo llevar por el corazón"-, pero cuando ayer le citaron la opinión del republicano Newt Gingrich, que ha celebrado su elección diciendo que es suicida para los demócratas, Dean se limitó a sonreír y replicar: "Estoy deseando tener la oportunidad de demostrarle que está equivocado".

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¿Hillary contra 'Condi'?

Quedan casi tres años para las primarias, y las presidenciales de 2008 están aún más lejos, pero ya hay movimiento. Los posibles candidatos toman posiciones, y la más destacada es la senadora Hillary Rodham Clinton, respaldada por un 40% de los demócratas, según Gallup. Después, John Kerry, que no renuncia a luchar de nuevo, con un 25%; el tercero es su acompañante en el ticket, John Edwards, con el 17%.

Hillary, que parte con la ventaja del reconocimiento popular después de ocho años en la Casa Blanca, tiene una actividad desbordante y reconstruye su imagen: ha suavizado su postura sobre el aborto, reconoce el papel de los grupos religiosos en la vida política y social y mantiene posiciones duras en política exterior.

Si Hillary lograra superar los obstáculos, sería la primera vez que una mujer aspirara a la presidencia en EE UU. En ese caso, ¿por qué no dos? Sin duda es muy pronto para plantearlo, pero la competición por el Despacho Oval sería doblemente atractiva si la rival republicana de Hillary fuera Condoleezza Rice.

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