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Malestar por la política de comunicación de La Moncloa

Luis R. Aizpeolea

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, soportó ayer la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros más tensa en los diez meses que ejerce como portavoz del Ejecutivo. La mayoría de las preguntas de los periodistas se refirieron al silencio del Gobierno socialista sobre las dos reuniones que el presidente Rodríguez Zapatero mantuvo con los líderes del PNV y de ERC dentro de la ronda de partidos que La Moncloa inició sobre el plan Ibarretxe, una vez que éste fue aprobado en el Parlamento vasco el 30 de diciembre.

La vicepresidenta primera trató de quitar importancia a ambas reuniones, con el argumento de que el presidente y los miembros del Ejecutivo tienen numerosos encuentros con personalidades de la vida pública que son secretos.

Sin embargo, no pudo dar una explicación convincente de que La Moncloa hiciese públicos los encuentros del presidente del Gobierno con el lehendakari Ibarretxe; el presidente del PP, Mariano Rajoy, y el coordinador de IU, Gaspar Llamazares. Y sin embargo, ocultara los encuentros más delicados, los celebrados con los líderes del PNV y de ERC, cuando pertenecían a la misma ronda, el plan Ibarretxe.

La política de comunicación de La Moncloa, ante esta cuestión, ha provocado malestar en el Gobierno, en el que la inmensa mayoría de sus miembros ignoraban la existencia de los contactos. El pasado lunes, cuando se conoció a primera hora de la mañana, a través de un confidencial, que Zapatero se reunió con Imaz en secreto, un sector del Gobierno lo quiso hacer público y otro se resistió. Finalmente, hacia las ocho de la tarde, La Moncloa decidió reconocer la existencia de la reunión.

El malestar de fondo de esta política tiene como explicación que el secreto en los encuentros con Imaz y Carod ha dado pie a que se disparen y den argumentos a todos los rumores sobre conversaciones con ETA que desde medios próximos al PP se vienen propiciando desde hace días.

Ayer mismo, el portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Eduardo Zaplana, destacó la "preocupación" de su partido porque "no se desmienta rotundamente" la existencia de contactos con ETA o Batasuna, y señaló que "por lealtad", el Gobierno debería informar al PP de "todos los pasos" que se estén dando. La vicepresidenta primera del Gobierno se vio obligada a desmentir tajantemente que en las reuniones se hubiera tratado sobre negociaciones con ETA.

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