La portería entre ceja y ceja
Luis Aragonés echará mano del zaragocista Villa en caso de que no llegue la esperada goleada
Quizás el regate en corto que exhibe cada fin de semana sea herencia de su infancia, cuando jugaba al fútbol sala en el colegio de su pueblo, Tuilla. Puede que ese coraje y capacidad de lucha que tanto incomoda a las defensas rivales se los inculcase su padre, minero retirado. Y es posible que esa humildad a la hora de hablar sea consecuencia de que, cuando era un niño, le echaran del Oviedo. Pero de lo que prácticamente no cabe duda es de que David Villa (Langreo, Asturias, 1981), delantero centro del Zaragoza, puede debutar hoy con la selección ante San Marino. "Villa ha crecido mucho en los últimos años y tiene un porvenir extraordinario", argumentó el seleccionador, Luis Aragonés, cuando notificó su inclusión en la lista. Y tiene razón, porque el Guaje, como se le conoce en la La Romareda, ha marcado 27 goles desde que recalara, la pasada campaña, en el Zaragoza. Luis espera ahora que le ayude en su empeño por marcar tantos goles como sea posible de cara a la clasificación final. Con seguridad, echará mano de él si la esperada goleada se resiste.
Imbuido por su padre, José Manuel, Mel para los amigos, el menudo ariete se interesó por el fútbol. Pues no fueron pocas las veces que acudieron de la mano al Carlos Tartiere para animar al Oviedo. Villa, mientras tanto, empezó a jugar en la escuela de su pueblo. Pero el propio Oviedo le ofreció hacer unas pruebas cuando aún era benjamín. Aunque al año siguiente consideraron que el chico no valía y le echaron. "Tengo que darles las gracias porque seguramente no hubiese conocido al Sporting ni llegado a Primera División", asegura el asturiano. Pero antes de pasar por el cuadro gijonés, se formó, hasta los 16 años, en el Langreo. Ya en el Sporting despuntó de tal manera en sus dos últimas campañas (39 goles), que el Zaragoza, falto de delanteros, llamó a su puerta.
Tras ganar con el equipo aragonés la Copa y la Supercopa de España, se puso como objetivo jugar con la selección. "Confío en poder defender algún día la zamarra de España, pero no veo el día de mi debut. Ojalá Luis se fije en mí", decía este admirador de Luis Enrique, de Juanele y, actualmente, del holandés Van Nistelrooy.
De ser poco desequilibrante y definidor acusaron precisamente a Fernando Torres en el clásico ante el Madrid, el delantero colchonero y ahora compañero en la selección. "No entiendo las críticas que recibió porque, a pesar de ser tan joven, ha demostrado mucho en el Atlético. Además, se reafirmó ante el Barça. Pero ya se sabe que cuando estás en racha eres el mejor y cuando no, el peor", explica.
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