_
_
_
_
Signos

Un profesor granadino estudia las cartas de Rilke a Rodin

El epistolario del escritor Rainer María Rilke es uno de los más grandes legados para entender la literatura de su tiempo y, por qué no, para analizar su relación con las diversas formas artísticas, fundamentalmente con la escultura. El granadino Federico Bermúdez Cañete, profesor de literatura en la Universidad de su ciudad, es el responsable de una nueva edición de Cartas a Rodin, recién publicada por la editorial Síntesis. Bermúdez, que es también autor del estudio de 72 páginas que prologa el libro, es especialista en literatura alemana, fundamentalmente del siglo XIX. Traductor del alemán, entre sus obras más significativas destacan su Antología de románticas alemanas y hasta ocho traducciones de Rilke, publicadas por editoriales como Lumen o Hiperión.

En el estudio que presenta la edición el investigador profundiza en la relación entre los dos universales autores, que se inicia cuando Rilke llega a París en 1902 con el encargo de realizar una monografía sobre el famoso escultor. En aquel momento se produjo un encuentro mágico entre un artista de 61 años y un joven poeta de 26. En palabras de Bermúdez Cañete: "Rodin aparecía como la personalidad artística más poderosa de aquellos años, y se encontraba en el momento de mayor plenitud de su vida".

Admiración

La admiración que el artista despertaría en Rilke en esta primera época de su relación (1902-1906) llega a rozar lo idolátrico y aparece con frecuencia tanto en su correspondencia como en diversas conferencias que escribió durante estos años. Pero también Rodin disfrutaba con aquellas conversaciones: "el maestro del mármol y la arcilla, el dibujante inspirado y el coleccionista de antigüedades es también un apasionado de la palabra, que disfruta compartiendo con el joven escritor sus propuestas teóricas sobre diferentes temas".

Pero no todo será cordialidad entre ambos. Durante la segunda etapa de su correspondencia Rodin cambia de actitud. Si bien su vida había transcurrido entre el fracaso y el éxito, pasando por las acusaciones de plagio en sus primeras obras hasta la popularidad desmesurada, a raíz del pabellón con sus obras en la exposición universal de París en 1900, su temperamento no se vio resquebrajado hasta que comenzó a entrar con paso firme en la vejez. Por esta época a Rodin ya sólo le preocupaba el futuro de su legado artístico, además de evidenciar "una patética inseguridad ante la cercanía de la muerte". Pero como aclara Bermúdez Cañete, Rodin no fue el único artista que influyó en el autor checo. Rilke también tuvo una importante relación con otros autores de su época, como Ignacio Zuloaga, con el que entabló una gran amistad que despertaría su interés por España.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_