Vuelva usted mañana
Dicen que aquí la implantó Felipe II: otro desastre. Qué hombre: peor que su padre. Leo los requisitos y los plazos para la legalización de inmigrantes, en otra página los problemas de la convalidación de títulos: antes había leído lo útiles que nos son estos personajes por los empleos y los sueldos que aceptan, por su capacidad demográfica, por lo que pagan a la Seguridad Social: deberíamos pagarles por venir. Sigo informándome: un "barco negrero", dicen, ha traído más de doscientos subsaharianos, y ahora se persigue a los blancos que les embarcaron. Si no hubiera tanta trampa puesta en el mar, con radares y helicópteros, vendrían sin apuros.
Es fuerte culpar a las mafias, que en este caso no son más que intermediarias. Como en Estados Unidos facilitaron la ración de alcohol en la época de la prohibición. Sospecho que dentro de poco habrá una mafia que instale algún speakeasy para fumar y traiga tabaco de contrabando. He viajado en tren con alguna parada intermedia: en cada una se lanzaban a los andenes de paso los fumadores. Todos adultos. Todos conocedores del daño que hace el tabaco.
La burocracia es peor. En una vida que ya es fastidiosamente larga he visto multiplicarse los edificios que la albergan en Madrid. Ayuntamiento, Comunidad, ministerios. Cuando un gobierno hizo los Nuevos Ministerios elevó un gran edificio para albergarlos: subsiste ahora como parte de uno solo. Cada Gobierno promete una supresión de trámites, una "ventanilla única": no puede. Y ahora se ha multiplicado en cada autonomía. Quien se enfrentaba con el Estado omnímodo y omnívoro se encuentra con que hay muchos más estados con una imitación calcada del sistema central.
En realidad estoy escribiendo un artículo que se escribió en 1833, firmado por Larra: le tomo el título, Vuelva usted mañana. Y una frase: "Con el Gobierno que en el día tenemos, no estamos ya en el caso de sucumbir a los ignorantes o a los malintencionados, y quizá ahora se logre que las cosas vayan a mejor, aunque despacio, mal que les pese a los batuecos". No estoy seguro: la burocracia está más allá de los gobiernos: tiene más poder. Es la desconfianza de un ciudadano por los demás; para contarlos, medirlos, mirar su casa, qué hacen, cómo trabajan o paran. Qué hacen con su sexo.
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