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Entrevista:FEITAH SABIR | Regularizado en Valencia | EL PROCESO DE REGULARIZACIÓN

"Ya podré salir del país y ver a mi familia"

"Con papeles todo son puertas abiertas, sin documentos todo son problemas". Feitah Sabir, marroquí de 26 años, salió ayer con una sonrisa en la boca del edificio principal de la Tesorería de la Seguridad Social en Valencia. "Ya podré salir del país y volver a ver a mi familia".

Acudió con su hermano Hammadi, su primo Chaquir Abdeljalil, su amigo Aziz Achir y su empleador, Constantino Vargas, para regularizar su situación el primer día de plazo. Los cuatro trabajan desde hace "varios años" en la empresa de servicios agrícolas de Vargas, una firma que provee de recolectores a los propietarios de campos y almacenes -"del lugar de España que sea", puntualiza- que necesitan mano de obra.

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El negocio va bien, pero aún podría ir mejor si contara con más personal. "Si este año hubiera tenido a 200 trabajadores, los hubiera empleado a todos", comenta el empresario.

Es más fácil conseguir trabajo para gente con la documentación en regla. Por eso, Vargas no ha dejado pasar ni un día desde que se ha abierto el plazo para regularizar a sus empleados. "Llevábamos tiempo preparando los papeles con el gestor y hemos venido el primer día; parece que está todo en regla", explica a la salida. Si todo va bien, volverá a repetir la visita de ayer para legalizar a más empleados. "Ya he cogido cita para volver con más", anuncia Vargas.

A pesar de la cola que había frente a la oficina, el empresario y sus trabajadores apenas tuvieron que esperar ya que solicitaron cita previa para presentar la documentación correspondiente. Otros empleadores, la mayoría acompañados de sus trabajadores, desconocían que sólo se tramitaban los permisos de las personas que habían concertado cita, por lo que no tuvieron tanta suerte. Decenas de inmigrantes llevaban en la cola desde primeras horas de la mañana guardando el sitio a su empresario con el que habían quedado a las cuatro de la tarde, hora de apertura de las oficinas, con la idea de acceder los primeros.

Entre ellos, el primero de la fila era Alberto, colombiano de 50 años, que llevaba desde las 6.15 de la mañana y sólo pudo pedir cita para entregar hoy la documentación, a pesar de que llevaba todos los papeles consigo. "No sabía que había que concertar cita, mañana vendremos," apuntó Vicente Muñoz, que quiere contratarle como reponedor en un hipermercado.

El despiste del primer día también se hizo evidente en la oficina de extranjería de la Delegación del Gobierno de Valencia. Una larga hilera aguardaba para obtener los formularios de contratos para el proceso de regularización. Estos documentos, sin embargo, estaban a su disposición en las numerosas asociaciones y sindicatos que colaboran en el proceso.

Con todo, la cola más larga de la ciudad fue la que se formó frente al consulado de Marruecos, ante el que centenares de ciudadanos se agolpaban bajo la vigilancia de furgones policiales en busca de uno de los documentos más preciados: el escrito que prueba que se está limpio de antecedentes penales que hay que aportar al expediente.

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