"Se acaba una situación descontrolada"
Los empresarios que acudieron ayer a las dos oficinas abiertas en la capital andaluza se encontraron con pocas colas, claridad y mucha rapidez en la gestión. La mayoría de los empresarios acudían acompañados por los inmigrantes y la fotografía era los menos parecido a las largas filas que han caracterizado los anteriores procesos de regulación. Gracias a la cita previa se evitaron las aglomeraciones y a las seis de la tarde, algunos de los 25 funcionarios que tramitaban la gestión en la oficina de la calle María Auxiliadora esperaban con los brazos cruzados la llegada de los últimos empresarios.
"Yo he venido a regularizar a una empleada de hogar y no he tenido problemas", señaló Emilia Zambrano tras regularizar la situación de su empleada de hogar. Zambrana llegó acompañada la joven marroquí Aicha Ech-Cary y de Marcel Peta, un rumano que no tiene trabajo y al que conoce de la parroquia. "Su caso es muy difícil", reconoce Zambrana.
Inmigrantes y empresarios se mostraron ilusionados por esta nueva regularización. "A mí me parece bien, no se les puede impedir que tengan los papales", señaló Flora Reyes mientras tramitaba los papales de un matrimonio ecuatoriano que todos los días acude a su casa para cuidarla a ella y a su marido, que está impedido. El ecuatoriano Víctor Perero explicaba así su situación: "Llevamos tres años en España y año y medio cuidando a la pareja. Tenemos tres hijos de 4, 6 y 8 años. Si teníamos que acudir al médico no podíamos mostrar ningún documento, ahora vamos a poder pagar los gastos de la medicina. Estamos en una situación descontrolada que con esto se termina".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.