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Más de 1.500 prostitutas siguen ejerciendo en las calles de la capital

El cierre de la Casa de Campo y la presencia policial, ineficaces para acabar con el negocio

Las medidas del Ayuntamiento de Madrid para luchar contra el negocio de la prostitución -cortes de tráfico en diferentes zonas y presión policial- no están terminando con el negocio. Unas 1.445 personas siguen prostituyéndose en la calle, según los datos de la ONG Médicos del Mundo, que ofrece asistencia a las mujeres en lugares como la Casa de Campo o el polígono industrial de Villaverde. En el llamado pulmón verde de la capital, las meretrices simplemente han sorteado los cortes de tráfico y se agrupan en las zonas paralelas a la M-30 y en distintos aparcamientos y glorietas del parque.

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A finales de marzo del año pasado, el Ayuntamiento de la capital comenzó una campaña, a través de la Policía Municipal, para erradicar la prostitución de las calles. En teoría, la lucha no iba en contra de las prostitutas, sino de los proxenetas. La batalla del equipo de Gobierno de Alberto Ruiz-Gallardón (PP) contra la esclavitud sexual se enmarcó en el entorno de la zona centro: las calles de Montera, Desengaño, Valverde, Ballesta y aledaños.

A la presión policial en Centro, hay que añadir que, desde agosto de 2003, el acceso en coche a la Casa de Campo es restringido. Pero ninguna de las dos medidas ha dado resultado. Los controles policiales son inconstantes y los cortes de tráfico simplemente son eludidos por las prostitutas, que siguen encontrando clientes allí.

Por ejemplo, en la Casa de Campo, unas 300 meretrices se colocan cerca de las glorietas que tienen salida a la M-30, se ocultan en los aparcamientos que hay al final de los caminos del parque o en el camino al teleférico. Quien quiere encontrarlas, las encuentra. Lejos de disminuir, el número de personas que se prostituyen en la calle ha aumentado: En 2002 eran 1.350, en 2003, 1.403, y en 2004, 1.445, según los datos de Médicos del Mundo, que ofrece ayuda médica a las meretrices a través de unidades móviles, pero también tiene un punto de atención médica especializado.

"El perfil de la mujer que ejerce la prostitución en la calle es el de una nigeriana que procede del Estado de Benín, que tiene entre 18 y 24 años y con un nivel de estudios bajo", explica Beatriz Sagrado, presidenta de la organización en Madrid. También proceden de Free Town (Sierra Leona) y de Sudán o Liberia. En la ONG no consta la presencia de meretrices menores de edad. "Pero nosotras manejamos los datos que nos proporcionan ellas, y aunque las veamos muy jóvenes siempre nos van a decir que tienen 18 años", agrega Sagrado.

En el ámbito de la prostitución callejera todavía colea un grupo de mujeres españolas que rondan los 60 años.

Las asistentes de esta ONG también perciben que las mujeres procedentes de Europa del Este apenas se acercan a la unidad móvil a solicitar ayuda o preservativos. Los proxenetas las vigilan muy de cerca y no las dejan acercarse a extraños, sobre todo si pueden asesorarles sobre su situación en España.

"Las latinoamericanas están más en los clubes que en la calle", señalan desde la ONG. En las calles de la zona centro (Montera, sobre todo) sí que hay mujeres ecuatorianas y colombianas.

El 58% de las prostitutas atendidas en 2004 por Médicos del Mundo eran africanas; el 20%, de América Latina; el 13%, de Europa del Este, y el 2%, de la Unión Europea. Las asistentes de la ONG no pudieron averiguar la nacionalidad del 7% restante. El 47% de las meretrices se encuentra en situación irregular.

Da igual la nacionalidad: todas las mujeres sufren estrés postraumático como consecuencia de la prostitución. "Intentar separar cuerpo y mente para no traumatizarse", señala Sagrado. Las prostitutas tienen en general muy en cuenta el uso del preservativo, hasta el punto de que los casos de sida son simbólicos, según la ONG.

En la zona de Centro, el panorama tampoco ha cambiado mucho. El sábado pasado, de madrugada, ajenas a las fiestas de Carnaval, decenas de mujeres africanas ofrecían sus servicios en la Gran Vía. Se protegían del fuerte frío en los portales, algunas directamente habían decidido cambiar la ropa escasa y llamativa por los vaqueros, y todas intentaban llamar la atención del cliente chistando a todo el que pasaba.

"Las mujeres nos han contado que la presencia policial es inconstante. Al principio sí que hubo muchos controles en Montera y eso desplazó a un grupo al polígono industrial de Villaverde. Pero después todo volvió a ser como antes. Las mujeres están otra vez ahí. Ya no hay presión", afirman en Médicos del Mundo. Es decir, tras un primer movimiento de meretrices debido a los cortes de tráfico y a la presión policial, éstas han vuelto a organizarse en las mismas zonas que siempre y en el mismo número.

Desde la organización señalan que, además de en la Casa de Campo, Centro y Villaverde hay prostitución en el paseo de Camoens (transexuales) y en el área de Capitán Haya y Cuzco. Aquí tradicionalmente ha habido transexuales, pero en los últimos meses ha tenido lugar un desplazamiento hasta esta parte limítrofe con el paseo de la Castellana de mujeres procedentes de Europa del Este.

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