Sin miedo
Una de las cosas buenas de la Carta Blanca a Hans Werner Henze que propone la ONE durante tres semanas seguidas debiera ser su contribución a la pérdida del miedo hacia lo contemporáneo. A estas alturas, un programa basado en Henze no asusta a nadie y tomarlo por la tremenda, cuando se trata, además, de un autor capaz como pocos de suscitar emociones sonoras con elementos bien reconocibles, es ridículo. Los nutridos aplausos finales hacen pensar que la normalización es inevitable.
Curiosamente, la obra más reciente del programa -como que era un estreno mundial- resultó ser la más vieja. Bueno, según se mire eso de vieja, pues la resurrección y glosa de antiguas músicas -es lo que hace Detlev Glanert (1960) en Argentum et Aurum con Heinrich Isaac- es moda recurrente. Estupendamente hecha, repleta de oficio, gustó mucho. Luego vendría la mahleriana Totenfeier -germen del primer movimiento de la Segunda sinfonía- dicha por Rundel con la urgencia y la intensidad debidas en partitura tan vehemente. Lo mejor del concierto llegaría en la segunda parte, gracias a la actuación estelar de uno de los mejores violinistas del presente, el vienés Benjamin Schmid, que hizo un Concierto número 3 de Henze de antología. Es difícil pensar que esta preciosa pieza pueda tocarse mejor. Con un sonido amplio, voluminoso, bellísimo, el vienés regaló una Passacaglia de Biber que detuvo todos los relojes. Rundel, que demostró ser un maestro tan eficaz como sensible, cerró el concierto con una estupenda versión de la Quinta sinfonía de Henze, una obra emocionante, honda y sabia.
Orquesta Nacional de España
Peter Rundel, director. Benjamin Schmid, violín. Obras de Glanert, Mahler y Henze. Auditorio Nacional. Madrid, 5 de febrero
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.