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FÚTBOL | 22ª jornada de Liga

La maldición de Lotina

El técnico del Espanyol nunca ha ganado en el Bernabéu al Madrid, que, de jugador, quiso ficharle porque le metió dos goles en la Copa

"No le pega bien con el pie derecho, no le pega bien con el izquierdo, no le da con la cabeza y es lento... Pero, cuando ve la portería, es rápido, golpea con los dos y cabecea impecablemente", decía en su época de futbolista, Chirri sobre Lotina, compañero suyo entonces. El actual entrenador del Espanyol se enfrenta hoy al Madrid veinticinco años después de su primer choque con él y con la intención de tomarse el desquite.

Cuando debutó frente al Madrid, Miguel Ángel Lotina tenía 22 años y era delantero del Logroñés, un equipo de la Segunda División B que comenzaba a crecer. El caprichoso bombo de la Copa del Rey emparejó al equipo blanco, dirigido por el serbio Vujadin por Boskov, con el riojano en los dieciseisavos de final y Lotina a punto estuvo de dar la campanada con dos goles y una oportunidad clara que desbarató el portero Miguel Ángel.

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"Me acuerdo muy bien. Fue un partido emocionante, con el estadio de Las Gaunas lleno desde una hora antes, y me salió casi todo", explica Lotina echando la vista atrás. Sobre el césped, bregó contra todos. Especialmente contra Camacho. "En una jugada, luchando por el balón, le pegué un codazo sin querer y le tiré contra el banquillo. Me salpicó algo y me entró miedo porque pensaba que era sangre. Pero, cuando me di la vuelta, comprendí que sólo era barro", rememora.

Tras el encuentro, recibió las felicitaciones de Juanito, que le calificó como "un excelente jugador", aunque Lotina resalta otra fase del mítico 7 criticando a los suyos: "Dijo que, con Stielike como defensa libre, hasta Lotina era capaz de marcar dos goles al Madrid. El tiempo demostró que Stielike podía jugar muy bien en esa posición".

El propio Boskov se fijó en ese hombre alto, delgado y sin apenas fuerza que, ante la portería, se trasformaba en un monstruo. "Yo estaba traspasado al Salamanca, pero el Madrid pidió al Logroñés que se paralizara la operación para verme jugar algún partido más y, claro, se dieron cuenta de mis carencias y, finalmente, no me ficharon", comenta Lotina con cierta sorna.

La eliminatoria, que empezó en Logroño con un ajustado 2-3 después de que el cuadro local se adelantase por 2-1 -ambos tantos de Lotina-, se cerró en Madrid con un contundente 2-0. "En el Bernabéu me marcó Pérez García, un chaval joven que no me dejó tocarla", reconoce el hoy.

La carrera de Lotina se mantuvo después en una línea intermedia: "Era un buen jugador para la Segunda División. Una especie de Etxeberria sin velocidad ni calidad técnica. Era listo, aunque mis condiciones físicas no me ayudaban. Dibujaba las jugadas con la cabeza, pero los pies no me respondían", admite. Esta visión completa del juego fue precisamente una de las razones que le impulsaron a seguir luego como entrenador. "Me veo más fuerte y más capaz como técnico que como jugador", afirma.

Sin embargo, ni desde el banquillo ni desde el rectángulo de juego ha podido vencer a la maldición que parece perseguirle. Como en el partido de Copa de hace veinticinco años, los equipos dirigidos por el vasco han tenido alguna vez al Madrid contra las cuerdas en su propio campo, pero no han llegado a rematarlo. "El Madrid se me ha dado mal y, la verdad, en el Bernabéu tan sólo he podido lograr un empate", relata Lotina. La victoria del conjunto blanquiazul en la primera vuelta le da ahora ánimos para afrontar la cita: "Nos enfrentamos a un equipo en su mejor momento y hay otros terrenos mejores para puntuar".

Lotina no se amilana y mantendrá el esquema ofensivo que le ha caracterizado durante esta Liga con cuatro jugadores volcados al ataque, lo que contrasta con su fama de defensivo y amarrategui que le acompaña desde que debutó como entrenador: "Siempre intento poner a los mejores y se da la circunstancia de que ahora nos dicen que somos muy ofensivos", dice. Eso sí, tampoco renuncia a sus principios: "Todos mis equipos destacan por trabajar mucho defensivamente, ya que, si no te defiendes bien, estás perdido", concluye.

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