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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Una investigación ejemplar

Andrés Ortega

Es raro que un informe oficial se convierta en uno de los libros más vendidos en Estados Unidos, como ocurrió el pasado verano. Y más insólito aún, que se traduzca y se publique en otros países, hace unos meses en Francia y ahora en España. El caso del Informe de la Comisión independiente sobre el 11-S en Estados Unidos, está más que justificado, y llega a España muy a tiempo, cuando la comisión parlamentaria sobre el 11-M tiene que redactar sus conclusiones. Pues, pese a las diferencias entre ambas comisiones (una era independiente formada por cinco republicanos y cinco demócratas designados por el Congreso, y con más distancia temporal; la española, inmediata y formada por parlamentarios en ejercicio), el informe americano es un buen ejemplo a seguir. Está lleno de información y con un buen aparato conceptual, a cargo de un equipo asesor de casi ochenta personas en un trabajo serio y riguroso, tras la lectura de 2,5 millones de páginas de documento y 1.200 entrevistas.

11-S: EL INFORME

Comisión Nacional de Investigación

de Estados Unidos

Traducción de I. Fuentes,

T. Fernández, Y. Fontal y A. Santos

Paidós. Barcelona, 2004

336 páginas. 18 euros

El valor de este informe no

está en que todo se incluya en él. Pues no toda la información esencial salió en esta Comisión que presentó sus conclusiones antes del pasado verano. Así, en diciembre pasado el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, dio a entender que el cuarto avión, el famoso vuelo 93, había sido derribado, lo que indica que no se estrelló en un campo de Pensilvania porque sus pasajeros lo forzaran. Se echan también en falta mayores explicaciones en otras materias. Pero la unanimidad de los 10 miembros de la Comisión ha avalado este informe, que concluye que ante el 11-S hubo fallos de "imaginación, política, capacidades y gestión".

El informe es también el relato de "una organización lista para aprovechar el momento histórico", Al Qaeda. Explica cómo el nuevo terrorismo islamista es un fenómeno moderno, que se diferencia del terrorismo tradicional en varios aspectos clave: suicida; formado por células durmientes (de las que puede haber centenares en Estados Unidos -y lo hemos vivido en España- aunque los autores materiales del 11-S vinieran casi todos de fuera); no admite el diálogo ni busca la negociación, pero tiene objetivos geopolíticos cambiantes (por lo que la tendencia a calificarlo como "nihilista" tiende a nublar la vista en vez de aportar elementos de análisis para combatirlo); es paciente y planifica con cuidado, y a veces con años de antelación, sus operaciones, que también sabe suspender ante el riesgo de fracaso; que no diferencia entre objetivos civiles y otros, ni "daños colaterales". Y resulta barato. La planificación y ejecución del 11-S costó entre 400.000 y 500.000 dólares, según la Comisión, que aún desconoce el origen de estos fondos. La del 11-M, según se va sabiendo, una décima parte.

Se explica bien cómo funciona, o malfunciona, el Ejecutivo en Estados Unidos y los fallos acumulados. Entre los que cometió la Administración de Clinton quizá el más original es no haber hecho público a tiempo lo que se sabía sobre la amenaza de Bin Laden y su organización, pues así se mermaron las posibilidades de movilización nacional e internacional en su contra. Bush, cuando llegó a principios de 2001, directamente desmovilizó la lucha contra este terrorismo a la que no prestó la atención debida, incluso en el verano de ese año, cuando ya, según el entonces director de la CIA, George Tenet, "el sistema parpadeaba en rojo". La Comisión tenía tres preguntas a las que responder: ¿por qué ocurrió el 11-S?, ¿por qué pilló a Estados Unidos desprevenido? y ¿cómo evitar una tragedia así en el futuro? Las ha contestado. Servirá de pauta, en su país, y en otros.

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