Referéndum europeo
Anoche empezó la campaña para lo que va a ser, el 20 de febrero, la primera de las consultas para ratificar la Constitución Europea. Es un texto que prima sobre el derecho nacional, es decir, sobre nuestra propia Constitución. Y sólo por eso ya merece la máxima atención. La respuesta de los españoles influirá en otros países que también celebrarán referendos. Ser "los primeros en Europa", como señala la campaña institucional, implica oportunidades, pero también riesgos. Nada está garantizado de antemano.
Por el no, entre los partidos con representación parlamentaria, se pronuncian IU, ERC y el BNG. El PSOE y el PP abogan por el sí. Nacionalistas como el PNV o CiU defienden un difícil "sí crítico". Pero hay motivos para un pronunciamiento en cierta medida por encima de las consignas de partido. El Tratado Constitucional es a la vez una ratificación y un compendio del pasado, desde la creación de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero de 1950 y el posterior Tratado de Roma, en los que España no pudo participar, y una proyección de futuro para una Europa que está superando con éxito sus divisiones históricas.
Europa es hoy parte de nuestra identidad democrática y cultural, y
esta Constitución la defiende a través de sus valores más avanzados. El hecho de que dos países en transición, como Turquía y una Ucrania democráticamente recuperada, llamen a la puerta de la UE indica el atractivo que mantiene esta compleja construcción política, a veces tan minusvalorada desde dentro.
Pese a las polémicas, la campaña informativa previa ha acercado la Constitución a muchos ciudadanos. Ciertamente, las encuestas reflejan que el desconocimiento del texto alcanza a bastante más de la mitad de la ciudadanía española. Pero también más de la mitad considera que la euroconstitución es buena para España, para Europa y para las comunidades autónomas. La campaña que se inicia debería servir para avanzar en este debate general sobre Europa que todavía no ha llegado a producirse y del que debiera salir una España reforzada en su europeísmo convencido y convincente.
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