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64 años de cárcel para El Malaguita por el asesinato de Sandra Palo

El tribunal resalta que la víctima sufrió "una muerte singularmente cruel "

El País

La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a Francisco Javier Astorga Luque, El Malaguita, a 64 años de prisión por el secuestro, violación y asesinato de Sandra Palo, de 22 años, en mayo de 2003, en Leganés. El tribunal considera que El Malaguita es responsable penal, en concepto de autor, de un delito de detención ilegal, tres delitos de violación y un delito de asesinato.La sentencia fija una indemnización de 480.809,68 euros a los padres de la joven, Francisco Palo y María del Mar Bermúdez.

Por estos hechos, ya fueron condenados tres menores de edad,quienes en el juicio que se celebró contra ellos en octubre de 2003 en el Juzgado de Menores número 5 de Madrid declararon que actuaron inducidos y manipulados por El Malaguita.

La sentencia notificada hoy por la Audiencia impone al único mayor de edad 15 años de cárcel por un delito de violación en concurso medial con el de detención ilegal, 12 años por cada uno de los otros dos delitos de violación y 25 años por asesinato. La resolución aclara que el máximo de cumplimiento efectivo de la condena es de 30 años, "sin perjuicio de ello, que los beneficios penitenciarios y el cómputo para la libertad condicional se referirán a la totalidad de las penas impuestas."

Durante el juicio, el fiscal pidió para El Malaguita 69 años de cárcel, mientras que el abogado de la familia de la víctima, José María Garzón, reclamó para el procesado 76 años de cárcel. El cadáver de Sandra fue hallado por un camionero el 17 de mayo de 2003 quemado en una cuneta de la autovía de Toledo (actual A-42), en el municipio madrileño de Leganés, junto a una empresa de rótulos.

El tribunal de la Sección Tercera afirma que la joven tuvo "una muerte singularmente cruel" y no podía prever el ataque que sufrió por la minusvalía que padecía.

La sentencia, que consta de 15 folios, señala la "singular vileza" del asesinato y "en los actos posteriores encaminados a la destrucción del cadáver, reveladores de una frialdad y serenidad impropias en una persona de la edad del procesado". La sala recuerda que El Malaguita, quien cuando ocurrieron los hechos cumplía una medida de internamiento impuesta por un juzgado de menores, "no parece haber interiorizado unas mínimas normas necesarias para la convivencia social".

Por estos hechos, en octubre de 2003, el Juzgado de Menores número 5 de Madrid condenó a J. R. M. y a R. S. G. a ocho años de internamiento y cinco de libertad vigilada e impuso cuatro años de internamiento y tres de libertad vigilada a R. G. F.

Minusvalía psíquica

El tribunal declara probado que, sobre las 2.30 del 17 de mayo de 2003, El Malaguita circulaba en un vehículo por la M-30, en las inmediaciones de la plaza del Marqués de Vadillo, cuando observó que iban por el arcén Sandra y J. A. La sentencia, contra la que cabe recurso, agrega que ambos están "afectados de una minusvalía psíquica y, concretamente, Sandra de un retraso mental ligero que suponía una disminución de su capacidad del 53% correspondiendo su edad mental a la de una persona de 12 años". Además, la joven "tenía limitada su capacidad de abstracción, previsión y reacción, especialmente ante situaciones de peligro".

Según el fallo, El Malaguita, al objeto de hacerse con los efectos de valor que pudieran llevar Sandra y su acompañante, les invitó a subir al coche, negándose a ello la muchacha, por lo que el procesado le exhibió una navaja y consiguió que subieran al coche. Después, permitieron al chico abandonar el vehículo, lo que igualmente quiso hacer Sandra, pero le fue impedido por el acusado, que había decidido tener una relación sexual con ella.

El Malaguita y sus amigos circularon durante un tiempo con el vehículo hasta que se dirigieron a la autovía de Toledo y se desviaron a la altura del kilómetro 8,200 por un camino que conducía a una empresa de rótulos. La sala estima probado que allí, en unión de al menos dos de los menores, obligó a Sandra a bajar del vehículo y mientras dos de los menores sujetaban a Sandra el acusado la violó, lo que también hicieron los dos menores.

"Satisfecho el ánimo lúbrico, Francisco Javier tomó la decisión, compartida o asumida por quienes le acompañaban, de acabar con la vida de Sandra", según la sentencia, que relata que para ello se introdujeron en el coche y "lo lanzaron sobre el cuerpo de Sandra", sin que conste quién conducía. A continuación, el vehículo pasó por encima del cuerpo de la víctima "entre ocho y diez veces".

Acto seguido, "pese a advertir señales de vida en Sandra, con la finalidad de dificultar la posible investigación de los hechos" se dirigieron a una gasolinera para adquirir un euro de gasolina. Regresaron al lugar y vertieron sobre el cuerpo de la chica el combustible y le prendieron fuego. La sala concluye que se trata de una "actuación ajena a cualquier razón de humanidad incluso para matar".

María del Mar Bermúdez, madre de la joven Sandra Palo, declaró ayer a Efe que acoge con "alegría y satisfacción" la condena impuesta a El Malaguita, al considerar que "se ha hecho justicia". No obstante, se lamentó: "A mi hija no me la devuelve nadie".

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