Otro socavón paraliza la vuelta a casa de los afectados por las obras del metro en Barcelona

Un nuevo socavón, de unos 6 metros por 12, junto al cráter que el día 27 de enero se tragó un garaje en el barrio del Carmel, de Barcelona, en las obras de ampliación de la línea 5 del metro, angustió aún más a los vecinos, en especial a los 270 que el pasado miércoles regresaron a sus casas con varios certificados que garantizaban la seguridad del suelo. Las hormigoneras rellenaron ayer con 230 metros cúbicos de hormigón el nuevo agujero. Pero nadie se comprometió a dar ningún tipo de garantía. De momento, el calendario de la vuelta a casa de los 1.054 desalojados ha quedado suspendido.

Además de que ya no hay fecha para el regreso a sus casas de los 1.054 desalojados, los técnicos de la empresa constructora y del Departamento de Política Territorial de la Generalitat inspeccionaban ayer otras dos fincas. Una, colindante de las dos desaparecidas, en el pasaje de Calafell, y otra en la calle paralela, Conca de Tremp. La posibilidad de que ambas acabaran siendo demolidas no se ocultaba. Tampoco se daba por seguro.

Los 270 vecinos que regresaron a sus casas en la noche del pasado miércoles apenas consiguieron dormir, porque sobre las cuatro de la madrugada oyeron ruidos en las calles adyacentes. Poco después se enteraron de que se había producido un nuevo socavón junto al garaje que desapareció el 27 de enero. Los vecinos volvieron a salir de sus casas, enfadados, con la sensación de que los certificados que les dieron el día anterior sobre la seguridad de sus domicilios eran papel mojado. Por la mañana, los bomberos desalojaron preventivamente otro inmueble, el del número 49-51 de la calle de Sigüenza. En el edificio viven unas 20 personas, aunque en el momento de la evacuación sólo había dos vecinos y tres trabajadores en uno de los bajos.

En esas condiciones, tanto el Ayuntamiento como la Generalitat optaron por interrumpir el calendario previsto de regreso de los afectados a sus casas. A media mañana, quienes tuvieron que volver a abandonar sus casas y los 150 que estaba previsto que regresaran ayer se congregaron en una asamblea convocada por el Ayuntamiento en el polideportivo del Carmel. La indignación se plasmó en unas airadas intervenciones que pedían explicaciones. "Sólo nos hablan de alojamientos y hoteles, pero queremos saber qué ocurre en el túnel del metro en construcción y cuál es el futuro de nuestras viviendas", decía una joven. Mientras, técnicos de GISA, empresa que gestiona los trabajos de ampliación de la línea 5 del metro, inspeccionaban el terreno, en el que descubrieron una fuga de agua, y técnicos del consistorio revisaban las alcantarillas y un colector que pasa por la zona. Las 27 personas que se quedaron sin casa al ser derruido el edificio colindante del solar del hundimiento visitaron ayer los pisos del Patronato Municipal de la Vivienda, que de momento ocuparán en el mismo barrio a la espera de una solución definitiva.

En Tarragona, 12 familias fueron desalojadas del centro histórico de la ciudad después de que cinco edificios se vieran afectados por un corrimiento de tierras por obras en el alcantarillado.