Tristeza y bostezos en Soria
El Numancia y el Atlético despachan un encuentro muy aburrido y sin goles
Todo fue bastante triste. Desde la figura de los dos delanteros del Numancia, Miguel y Rafa, publicitados como muy grandes y a la vez habilidosos y, efectivamente, grandísimos -ambos rozan los dos metros de estatura- pero, al menos ayer, no demasiado habilidosos, hasta los pelotazos de Leo Franco, o Luccin, o Colsa, o casi cualquiera del Atlético para entrar en calor. O el interrogante de Salva. O las gradas semivacías del estadio. O la simetría de los dos equipos, emboscados contra un enemigo imaginario, resguardados por sendas líneas de cinco defensores. O el resultado: sin goles. Incluso el árbitro, sin una tarjeta que enseñar.
Un entrenador, muy dados ellos a los eufemismos, calificaría el encuentro de duelo muy dinámico, intenso, y de pelea constante. O sea, malo malísimo. Una aburrida competición de pelotazos y rechaces, de segundas jugadas de patio de colegio, de regates perdidos en el limbo, de piernas golpeando el aire, frío, muy frío, de Los Pajaritos. Sirva de muestra que la mejor ocasión rojiblanca en el primer tiempo fue un balón suelto que rebotó en la cabeza de Salva mientras el delantero miraba al tendido. También un disparo flojo de Antonio López. Y eso que Ibagaza recuperó su sitio en la media punta.
NUMANCIA 0 - ATLÉTICO 0
Numancia: Juanma; Velasco, Pignol, Ochoa, Tarantino, Graff; Tevenet, Palacios; Merino; Miguel y Rafa.
Atlético: Leo Franco; Molinero (Richard Núñez, m. 67), García Calvo (Velasco, m 74), Pablo, Perea, Antonio López; Colsa, Luccin; Ibagaza; Fernando Torres (Braulio, m. 89) y Salva.
Árbitro: Pérez Burrull. No mostró tarjetas amarillas.
Unos 4.000 espectadores en el estadio de Los Pajaritos. Partido de ida de los cuartos de final de la Copa del Rey, celebrado ayer tras la suspensión por la nieve el pasado miércoles día 26 de enero. El encuentro de vuelta se disputará en el Vicente Calderón el próximo día 16.
El Numancia, en vista de que no era el día de sus dos gigantes, tiró de estrategia y del motorcillo revolucionado de Tevenet y la clase destilada gota a gota de Merino. Poca cosa que se tradujo en varios remates fallidos de Rafa, Miguel y el propio Tevenet. Rafa se quedó solo en el minuto 34 y resolvió la jugada soltando el balón en horizontal, ya en el área pequeña, en dirección paralela a la línea de gol y con destino a nadie. En el segundo tiempo estrelló un balón raso en el palo con Leo Franco ya vencido.
Salva es más bajito. Pero, ayer, igual de inoperante o más. El ariete volvió a firmar otro partido para el olvido: no tocó la pelota excepto sin querer, cuando el balón se cruzaba con él por casualidad.
El Atlético, que jugó mal el primer tiempo, empeoró en el segundo. Consecuentemente, el Numancia, el colista de la Liga, mejoró. El equipo soriano presionó con tino y el madrileño desapareció. La pareja formada por Colsa y Luccin fue engullida por Palacios y Tevenet. También influyó que el que la teoría dicte que los laterales largos cuando uno ataca se convierten en centrocampistas no siempre se cumple: ni Antonio López, ni, sobre todo, Molinero, fueron nunca una referencia ofensiva en las bandas.
El uruguayo Richard Núñez sustituyó a Molinero. Y Ferrando renunció a la defensa de cinco. Situó a Perea de lateral diestro, a Ibagaza en la derecha y al refuerzo invernal de interior zurdo. Una reestructuración que duró menos de diez minutos por la lesión de García Calvo, que tuvo que ser sustituido por Velasco. La remodelación, en cualquier caso, se mantuvo al dejar la defensa en cuatro. Y sus resultados fueron escasos, pero le sirvió al Atlético para quitarse un poco de encima al Numancia.
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