El cansancio comienza a pesar

Mientras otras selecciones lo sufrieron ya en la primera fase, España comienza ahora a acusar el cansancio acumulado. Aunque Juan Carlos Pastor sigue haciendo rotar al equipo, los jugadores van notando el peso de la competición y ése puede ser un factor determinante. Ayer se acusó especialmente en la segunda parte, en la que el ataque español marcó solamente ocho goles cuando en el primer tiempo había alcanzado 19. Es curioso constatar que del 19-15 al empate a 22, superados ya los diez minutos del segundo tiempo, el parcial fue de 3-7 para los serbios. Y fue precisamente a partir de ahí cuando los de Vujovic comenzaron a creer en sus posibilidades de victoria. Volvió a poner patente que España sufre ante defensas en 5-1, como las de Croacia y Serbia.

La experiencia de los jugadores serbios pesó entonces porque supieron controlar mucho mejor los tiempos del juego y lograron golear con más fácilidad que España tanto en los contraataques de primera como de segunda oleada. Sterbik, el portero, elevó su listón en el segundo tiempo al igual que el central Stojanovic. Me sorprendió que no jugara Lozano, sobre todo después del partido que hizo ante Alemania. Sin embargo, hubo aspectos destacables del equipo español. Volvió a jugar bien Chema Rodríguez y me gustó especialmente Garralda. Le doy mucho mérito porque, a sus 35 años, está jugando muchos minutos y resolviendo cuando al equipo ya no le quedan ideas. Me pareció bueno que, al final, resultaran decisivos tanto la parada de Barrufet como el gol de Mateo. Ambos se lo merecían. Y el empate es el resultado más justo a los méritos de los dos equipos. Y ahora nos espera Noruega en un partido que será decisivo. España no lo tendrá fácil. Los noruegos tienen un equipo muy equilibrado que conoce muy bien sus puntos fuertes y les saca el máximo rendimiento. Entre sus hombres destacan dos que conocen muy bien el balonmano español: Solberg, ex azulgrana, y Kjelling, que juega en el Ademar.