Ruido y furia
Alfredo Urdaci pasó por Ruedo ibérico (Antena 3) a presentar su libro Días de ruido y furia. Es un jugoso testimonio que añade una pieza más al rompecabezas de la verdad que todos pretenden tener en exclusiva.
Urdaci
Indignará o reconfortará, pero aporta un punto de vista útil para intuir a qué huelen las tripas de TVE. El despilfarro, los contratos blindados e impunes, el populismo como coartada de la negligencia, no todo aparece en esta subjetiva confesión. Tampoco faltan collejas a sus adversarios, cotilleos de pasillos y esa humana tendencia a exagerar la paja en ojo ajeno y a obviar la viga en el propio. El libro lleva el subtítulo de La televisión que me tocó vivir. Urdaci reflexiona sobre lo que fue sin analizar lo que parecía que era. Siendo útiles algunos de los datos del libro y respetable la experiencia que le tocó vivir, lo relevante es la que nos tocó vivir a nosotros, víctimas de una televisión que azuzó el ruido y la furia. Por desgracia, ni el uno ni la otra son exclusiva de nadie.
ETA gana
Los telediarios repiten una y otra vez los incidentes de la manifestación de una parte de las víctimas del terrorismo. Es una ola que se crece en la disputa, palabra descriptiva y malsonante. Sin que nadie haga nada por detenerla, nos arrastra hacia una hiperbólica reyerta de alaridos que contentará a los terroristas y a los adictos a las dictaduras. ETA gana. Primero mata, crea víctimas, estas víctimas son abandonadas por los poderes públicos y tienen que organizarse, y luego el partidismo las instrumentaliza para que la opinión pública se divida en nuevas disputas que corrompen el sistema. Todo esto es retransmitido por las televisiones y las radios y genera una audiencia que consume lo que desean los terroristas: crispación y antropofagia entre demócratas.
Antídoto
En el anuncio de su biblioteca, Mario Vargas Llosa dice: "Una buena literatura es un cuestionamiento radical del mundo en que vivimos". Ergo: Los Simpson es un ejemplo de gran literatura. Cuestionarse el mundo lleva a intuir que la literatura en fascículos también es un negocio. En las tertulias de Antena 3 y Tele 5 siguen discutiendo sobre la manifestación. Cuestionan el mundo de una manera que, me temo, fomenta un consumo mayor de entretenimiento embrutecedor. Si la razón desaparece, algunos nos refugiamos en la telebasura hasta perder la conciencia. Cuando despertemos, la ausencia de los muertos y el dolor de las víctimas seguirán estando ahí y habrá que buscar consuelo en otras zonas de la parrilla. Pongo La Primera y allí está María José Roselló, en Saber vivir, respondiendo las consultas de los espectadores con gran sensatez y respeto. Algunos políticos y líderes de opinión deberían llamarla para recuperar el sentido común. Es más: tal como está el patio, deberían incorporarla al Consejo de Ministros junto a los presentadores de La botica de la abuela y Bricomanía.
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