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Entrevista:Haile Gebrselassie | Doble campeón olímpico de 10.000 metros | ATLETISMO | Confesiones de una leyenda del deporte

"Corro para pasar a la historia"

Carlos Arribas

Lo primero que hace Haile Gebrselassie cuando se sienta en el avión, hélices, el fumigador lo llaman en Almería, es abrir la revista de la compañía aérea por la página de los mapas y buscar con el dedo Almería, su destino. Se ríe cuando le preguntan si tiene miedo a volar, él, que es etíope, que es un país de largas distancias y escasas carreteras, él, que desde los 18 años está recorriendo mundo, volando sin parar. Cómo le pueden preguntar eso. Durante el vuelo no dejar de mirar por la ventanilla; curioso, curioso, pregunta por todo, se admira, triste, del paisaje duro, desértico, del sureste español; se admira, admirado, de los mares de plásticos, de las hectáreas de invernadero, tomates, calabacines, pepinos. Haile Gebrselassie, 31 años, diminuto -1,64 metros, 53 kilos-, es para muchos el mejor corredor de fondo de la historia, doble campeón olímpico de 10.000 metros, cuádruple campeón mundial; para la mayoría, si no el mejor, sí a la misma altura que los mitos, que Nurmi, Zatopek o Viren. Gebrselassie voló a Almería para correr hoy una media maratón, su primera carrera después de los Juegos de Atenas, después de la operación de tendón de Aquiles a que se sometió en septiembre, la carrera que empezará a decirle si hay vida después de la pista, si puede alcanzar en el maratón la misma gloria que le dio la pista. Habla en un inglés duro, cortante. Pero siempre sonríe. Su sonrisa eterna no es un mito, ni tampoco su zancada increíble, ni su educación.

"Cuando un fondista pierde velocidad debe pasarse al maratón. Y el que gana el maratón es el rey"
"No tuve zapatos hasta los 14 años. Empecé a correr de puntillas para no hacerme daño con las piedras"

Pregunta. Su última carrera olímpica, los 10.000 metros de Atenas en los que usted esperaba ganar su tercer oro olímpico, supuso el paso de testigo a su amigo, compatriota y compañero de entrenamientos Kenenisa Bekele, el nuevo rey del fondo, quien también le desposeyó de los récords mundiales de 5.000 y 10.000. Usted terminó quinto en Atenas, en una carrera que tuvo un momento especial, cuando Bekele y otro etíope, Sileshi Sigine, bajaron su ritmo para que usted no se quedara descolgado. ¿Cómo vivió aquel momento?

Respuesta. Esa competición fue muy difícil para mí por todos los problemas que tuve antes. Bekele y Sileshi actuaron como habíamos planeado un mes antes de la final, cuando quedamos en repetir lo del Mundial de París 2003, donde logramos las tres medallas. Pero tuve problemas después de una carrera en Londres. El tendón de Aquiles estaba fatal. Antes de Atenas les dije, "escuchad, muchachos, no estoy en forma, mi pie no está perfecto y si me encuentro medio bien intentaré seguiros mientras vais a por la medalla de oro". Y ellos me esperaron.

Después de Atenas fui a Finlandia y me operé a comienzos de septiembre. Volví a entrenarme dos meses después y aquí estoy, he venido a Almería para correr la media maratón y probarme de cara al futuro.

P. ¿No volverá a correr en pista, entonces?

R. No más pista, sólo maratón y medios maratones. Haré una o dos competiciones y después veremos si puedo correr el maratón del Mundial de Helsinki. Con los años, he perdido velocidad, ya hay jóvenes más rápidos que yo, y cuando un corredor de fondo pierde velocidad tiene que pasarse al maratón.

P. El gran mito, la gran barrera del maratón son las dos horas. Desde hace años circulan apuestas. Muchos piensan que si hay alguien capaz de bajar de dos horas, ése es usted... ¿Apostamos?

R. Es muy difícil decirlo. La maratón no es fácil. Son 42 kilómetros. Creo que puedo hacer una gran maratón, pero no sé en qué tiempo, no sé cómo de rápido. Este año aún no he decidido si correré en abril el de Londres. Veré el lunes. Veré aquí en Almería. En Londres 2002 estaba en buena forma, pero quedé tercero, hice 2h 6m, un tiempo superior al que esperaba. Sufrí por mi falta de experiencia.

P. Dicen los fisiólogos que su forma de correr, apoyando en los metatarsianos, de puntillas casi, no vale para el maratón, que es menos eficiente.

R. Es mi estilo. No lo he podido cambiar hasta ahora, pero lo voy a intentar. No es bueno para maratón. También dicen que el asfalto es malo para mis tendones. Eso depende. Espero que el asfalto no sea un gran problema. Ya veremos.

P. Etiopía tiene una tradición legendaria de maratonianos, de atletas de fondo: Abebe Bikila, campeón olímpico en Roma 60 y Tokio 64, Mamo Wolde, México 68, Mirus Yifter, Moscú 80...

R. Yo empecé a pensar en correr en serio a los siete años, cuando cogí las pilas que había escondido mi padre para oír por el transistor la carrera de Yifter en Moscú 80, su victoria en los 10.000. Empecé a pensar en los Juegos y en ese tipo de cosas.

P. Pero todo empezó con Bikila...

R. Eso es. Y desde entonces quien gana el maratón es el rey. Si puedo ganarlo en los Juegos de Pekín sería fantástico. Para los etíopes el maratón es algo muy especial. Mucho más especial que los 10.000.

P. ¿Por qué los mejores atletas de fondo son africanos, y más concretamente del Rift Valley, de la gran falla que atraviesa Etiopía y Kenia?

R. En las carreras de fondo necesitamos altitud. Hay que ir a Etiopía, al lugar en el que me entreno, el bosque de Entoto, a 3.000 metros sobre el nivel del mar. Es perfecto para el fondo. Además, en donde vivimos, hay que hacerlo todo a pie, ir a cualquier sitio, a la escuela, hay que andar, hay que correr, no hay medios de transporte. Y todo eso lo tenemos que hacer una y otra vez. Y hay otras razones, sobre todo el talento natural. El lugar en el que vivimos, en el que nacimos... Talento natural, empecé a correr a los tres años. Me he pasado corriendo los últimos 30 años. Diez kilómetros para ir a la escuela, diez para volver. Los libros en el brazo, balanceando el brazo derecho. Y no tuve zapatos hasta los 14 años. Imagine. Esos caminos... Todo piedras, por eso empecé a correr de puntillas, para no hacerme daño.

P. Pero hay una diferencia con los kenianos, que son más fugaces. En cambio, los atletas etíopes viven carreras más largas.

R. Hay muchos kenianos, muchos. Lo que hacen, siempre que tienen una oportunidad, es correr tres o cuatro carreras al mes, y terminan quemados. Y si no hacen eso, hay otros kenianos esperando y les quitan el sitio. También los etíopes vamos a tener ese problema. Hay muchos jóvenes en Etiopía corriendo ahora.

P. ¿Bekele durará tanto como usted dominando el fondo? ¿Batirá tantos récords mundiales, 17, como usted?

R. Estoy convencido de que sí durará. Ahora mismo lleva tres años en la élite. Espero que siga batiendo sus récords, pero para eso necesita que alguien le empuje, le lleve al límite. Yo batí todos esos récords porque había un montón de kenianos forzándome. Y los tuve que batir una y otra vez. Por eso, él necesita alguien que le fuerce.

P. ¿Cuál es la victoria favorita de su carrera?

R. La final de Sydney. Un momento muy especial. Inolvidable. Nunca la podré olvidar. 200 metros en 24 segundos, el sprint con Tergat. Fue lucha, lucha, y gracias a Dios, gané. No pude ni andar, ni ponerme zapatos durante tres o cuatro días. No sólo tenía ampollas, también tenía la lesión del tendón de Aquiles, que por poco me impide participar en los Juegos. Me operé después. Ha sido mi última gran victoria.

P. ¿Es usted el más grande, como dicen muchos, como se titula su biografía?

R. Aún tengo que hacer un montón de cosas. Pronto habrá noticias mías muy especiales. Hasta ahora soy uno de ellos, una de las leyendas, uno de ellos, como Bikila, Wolde, Yifter, Bekele... Zatopek, Nurmi. Conozco sus vidas, también la de Lasse Viren. Pero yo no quiero ser un mito. Quiero tener los pies en la tierra. Sé que quien sube mucho también baja mucho.

P. ¿Toda su vida es el atletismo?

R. Estoy casado y tengo tres hijas. Y tengo una empresa de construcción en Addis Abeba. Estoy construyendo escuelas para los niños, y construyendo casas de alquiler. Trabajo para el desarrollo de Etiopía. Vamos a ir mejor, ya lo estamos haciendo.

P. ¿Ha visto a Bekele después de la muerte de su novia mientras se entrenaban?

R. Nos entrenamos juntos de vez en cuando, aunque ahora que me muevo al maratón cada uno va por su lado. Bekele está aún triste por la muerte de su novia. Muy triste. Tiene que saber manejar el problema, pero por lo demás está bien. Compite en Boston este fin de semana y eso está bien.

P. ¿Cómo son sus entrenamientos con el Doctor Wolde-Meskel Kostre?

R. Me entreno un mínimo de 30 kilómetros al día, en dos sesiones, a 3.000 metros de altitud. A no gran intensidad, marcha fácil, al 70, al 80%. Y no sé cómo me irá en Almería. Es mi primera carrera tras la operación. Hacer un tiempo de 1h 2m o 1h 3m sería fantástico. Lo haré sin liebres. Sólo la motocicleta que me abra paso. Espero que haya una buena moto.

P. ¿Por qué sigue compitiendo? ¿Por el dinero, por su país, por la gloria?

R. Más que nada corro por pasar a la historia. Por dinero... ya gano bastante con mis negocios. Más de lo que necesito. Necesito ganar más títulos, superar mis límites.

SCIAMMARELLA

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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