"No hay intocables, pero siempre me cambian a mí", se queja Ronaldo
Cuatro días después de marcharse airado del Bernabéu, arrojando con malas maneras su anorak en el túnel de vestuarios tras ser sustituido por Solari a cinco minutos del final del partido contra el Mallorca, el rostro de Ronaldo volvió ayer a tornarse serio al recordar el cambio. "No conozco a ningún jugador que cuando salga del campo sea feliz", afirmó severo; "yo me molesto y me enfado. Siempre quiero jugar para ayudar al equipo". "Aquí no hay intocables, pero siempre le toca a alguno y ése soy yo", remachó.
El problema, como refirió Helguera días antes, es la trascendencia mediática que pueden tener los berrinches en el Madrid, y más si las recoge una cámara donde se supone que no está situada. "El enfado fue en el pasillo. Si allí hay una cámara, mala suerte, porque no tuve ningún gesto dentro del campo por respeto a mis compañeros y al público", apostilló el delantero, que quiso dejar bien claro que "acepta" las decisiones de Vanderlei Luxemburgo y no le pide "explicaciones".
Ronaldo, que lamentó el despido del Besiktas a Vicente del Bosque, "que no tiene que demostrar nada a nadie", encaró con humor las supuestas llegadas de sus paisanos Robinho y Adriano. "A este paso, todos vamos a ser atacantes y terminaremos los partidos 7-7, 8-7..., pero seremos compatibles", reflexionó con ironía.
También reclamó, en un mensaje que será emitido en Oriente próximo, la liberación de João José Vancoscelos, un compatriota secuestrado en Irak. "Espero que mi mensaje llegue a los corazones de quienes le secuestraron, que muestren piedad y que le dejen regresar a casa", concluyó.
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