La Generalitat anuncia la desaparición del festival de teatro de Sitges

El pasado junio, Sitges celebró la 35ª edición de su festival de teatro. Fue la última. Así lo reconoció ayer la directora general de Promoción Cultural de la Generalitat, Assumpta Bailac, quien aseguró que el modelo está agotado y no concuerda con la nueva política que el Departamento de Cultura pretende imprimir a la creación contemporánea. Señaló que la decisión responde a una reflexión compartida por el Ayuntamiento de Sitges, el Ministerio de Cultura y la Generalitat, y no obedece a razones presupuestarias ni de ubicación geográfica.

La directora de las cuatro últimas ediciones del festival, Magda Puyo, cuyo contrato venció en julio, ha abogado estos días por un cambio en la ubicación del evento por considerar que el Ayuntamiento no entendía la dimensión del proyecto. "No se trata de una cuestión económica, y prueba de ello es que la edición de 2004 se ha cerrado sin déficit, ni de que se haga en Sitges", aseguró ayer Bailac. "El modelo del festival estaba en crisis desde hace años: un acontecimiento aislado no es la plataforma adecuada para impulsar la creación contemporánea", añadió. El Departamento de Cultura considera que la promoción de los nuevos lenguajes escénicos debe hacerse a partir de una planificación global, con distintos centros de creación repartidos por todo el territorio y conectados en red. "No hablamos de crear nuevas infraestructuras, sino de hacer un diagnóstico de las existentes, que son muchas, y ver cómo pueden potenciarse", declaró.

La prioridad, según la directora general, estriba en que se realicen actividades continuadas a lo largo de todo el año. Las fórmulas de trabajo serán diversas y entre ellas tendría cabida un "encuentro" en el que pueda exhibirse el trabajo realizado en cada uno de estos centros de creación descentralizados (L'Animal a l'Esquena en Celrà, La Caldera en Barcelona, Ca l'Estruch en Sabadell, L'Escorxador en Lleida...). "Es algo que deberá estudiarse, pero supongo que se llegará a la conclusión de que es necesario este encuentro anual. De cualquier modo, no deberá sustentarse en una administración local, como se hacía hasta ahora con el festival de Sitges, porque corresponde a una política de la Generalitat", dijo Bailac.

El diseño de las líneas generales de actuación en creación contemporánea está en manos del Instituto para la Creación Artística y el Pensamiento Contemporáneo (ICAC), que dirige Berta Sureda. La entidad, creada hace tres meses, tiene como primera tarea hacer un mapa de la creación contemporánea en Cataluña que recoja todas las iniciativas esparcidas por el territorio. Según explicó ayer Sureda, más que por crear un festival equivalente a Sitges, la apuesta del ICAC pasa por trabajar con manifestaciones ya existentes, como el festival Temporada Alta de Girona y el barcelonés In motion. En cuanto a nuevas iniciativas, se creará un festival de danza contemporánea, una de las viejas reivindicaciones del sector (de carácter rotatorio, tendrá un prólogo este año y se presentará en toda su magnitud en 2006) y se apunta la creación de un festival de teatro de texto.

Bailac realizó ayer un balance muy positivo de la historia del festival de Sitges, sin obviar que "en 35 años ha tenido varias y distintas etapas". "Sitges ha sido una muy buena iniciativa que nació como algo aislado y a lo largo de todos estos años ha constituido un referente para un determinado formato de teatro". La directora general valoró de forma especial "la última etapa, dirigida por Magda Puyo, que supo mantener una oferta de muy buen nivel". El Ayuntamiento de Sitges anunció que hoy se difundirá un comunicado oficial sobre el festival.

Ricard Salvat y Joan Ollé, dos de los directores que ha tenido el festival, se mostraron apesadumbrados. "Cuando algo no funciona hay que arreglarlo, no matarlo", deploró Ollé, decepcionado porque el fin del festival se produzca cuando todas las administraciones que lo sustentaban son de signo progresista. Salvat calificó de "increíble" que algo así suceda, "y con tanta impunidad". El director teatral Xavier Albertí, responsable de Promoción Artística del Institut Ramon Llull, fue tajante: "Es una salvajada y una falta de respeto hacia nuestro patrimonio".