El mundo de Blair
Mientras George W. Bush toma posesión en Washington, Tony Blair ve una "evolución" esperanzadora de la política estadounidense y vuelve a prometer que luchará por Europa.
Sentado en su estudio azul y blanco, en la parte posterior del 10 de Downing Street, Tony Blair, pese a su aspecto cansado, consigue irradiar optimismo sobre el segundo mandato del presidente George W. Bush. En su opinión, ha habido una clara "evolución" de la política estadounidense. Lo ha podido comprobar en sucesivas conversaciones con el presidente.
"La evolución nace de la experiencia". Tras un proceso de aprendizaje que comenzó con Afganistán, el Gobierno de Bush ha comprendido que "al final podemos adoptar medidas militares y de seguridad contra el terrorismo, pero... la mejor esperanza de coexistencia pacífica está en la difusión de la democracia y los derechos humanos".
Los objetivos estratégicos de Blair son garantizar que los dos pilares de las alianzas de este país en política exterior -Europa y Estados Unidos- sigan siendo firmes
"El pueblo británico es lo bastante sensato como para comprender que abandonar el mayor mercado y la principal unión política del mundo sería estúpido"
¿Podría ser Irán el próximo Irak? A Blair le satisface que el Reino Unido, Francia y Alemania hayan elaborado una estrategia común respecto a Teherán
Entonces, ¿Bush se ha vuelto multilateralista? Dice que, por supuesto, no puede hablar por el presidente, pero que "es significativo, en mi opinión, que su primera visita al exterior sea a Europa...". Y es evidente que "cuando uno intenta difundir ciertos valores, dar a la gente más libertad y derechos democráticos, es mejor intentar hacerlo en colaboración con otros países".
¿De verdad piensa que puede lograr que una Administración de Bush tome en serio las prioridades que se ha planteado él para la presidencia británica del G-8 en 2005, es decir, la actuación en África y el cambio climático? Sí. Estados Unidos no va a firmar el protocolo de Kioto, pero se puede convencer a Washington para que adopte algunas de las medidas propuestas en el proyecto de ley McCain-Lieberman, que se está discutiendo actualmente en el Congreso de EE UU. Tanto sobre estos aspectos como sobre la otra gran prioridad de Blair, obtener un acuerdo de paz entre israelíes y palestinos, "es posible construir una agenda internacional que tenga más consenso y sea más multilateral que lo que hemos tenido hasta ahora". Hago la sugerencia de que estudiemos posibles factores desencadenantes de otra gran crisis transatlántica, como la que estalló a propósito de Irak. ¿Podría ser Irán el próximo Irak? A Blair le satisface que el Reino Unido, Francia y Alemania hayan elaborado una estrategia común en relación con Teherán. Estados Unidos, que tiene "una posición que parece ser más dura", se ha mostrado dispuesto, hasta ahora, a que Europa lleve las riendas en este asunto.
Al decir esto parece estar ignorando la reciente información, publicada por Seymour Hersh en The New Yorker, de que EE UU ya tiene fuerzas especiales, situadas en el interior de Irán, dedicadas a identificar instalaciones de desarrollo de armas nucleares como posibles objetivos de ataques militares preventivos. ¿Están también en Irán las SAS
[las fuerzas especiales británicas]? "Nunca contestamos preguntas sobre las fuerzas especiales, pero no lo interprete como una respuesta afirmativa".
Mientras tanto, por supuesto, sigue estando Irak. Si en marzo de 2003 hubiera sabido todo lo que sabemos ahora, que no hay armas de destrucción masiva y el espantoso caos de la ocupación, ¿aun así habría tomado la decisión de ir a la guerra? "Habría tomado la misma decisión". Pero, evidentemente, el periodo tras la invasión "ha resultado ser muy difícil... más difícil de lo que preveíamos". ¿No fue un error desmantelar el Ejército iraquí? "Ya he dicho en alguna ocasión que, en retrospectiva, creo que... la rapidez con la que se desmantelaron el partido del Baaz y las fuerzas armadas fue excesiva".
El problema de Irak
Luego indica que, para saber hasta qué punto Irak va a representar un problema mayor o menor para él en las próximas elecciones británicas -previstas para este mes de mayo-, habrá que esperar, entre otras cosas, a ver lo bien o mal que se desarrollan las elecciones iraquíes a finales de este mes (en el momento de realizar la entrevista, todavía no se habían publicado las escalofriantes fotografías de los malos tratos infligidos por soldados británicos a prisioneros iraquíes). Dejo el segundo mandato de Bush para hablar del tercero de Blair, suponiendo que Irak no le haga perder las elecciones británicas. Cuando abandone el cargo, después de ese tercer mandato -como ya ha dicho que piensa hacer-, ¿cómo le gustaría que calificaran los futuros historiadores su legado en política exterior? Pese a lo que suele creerse, dice, no dedica mucho tiempo a preocuparse por eso; "escribirán lo que escriban, y seguramente será distinto de como se ve ahora".
No obstante, sí expresa cuáles son sus objetivos estratégicos. Ante todo y sobre todo, "garantizar que los dos pilares de las alianzas de este país en política exterior sigan siendo firmes". Es decir, Europa y Estados Unidos. Si Churchill concebía un Reino Unido situado en la intersección de tres círculos -Estados Unidos, Europa y la Commonwealth-, Blair nos ve apoyados en dos pilares. Luego están también las prioridades en materia de desarrollo, el problema palestino, el cambio climático. La clave para mantener el equilibrio sobre esos dos pilares, sugiero, es que el país decida definitivamente que pertenece a Europa. Sí, "el debate constitucional
[es decir, el referéndum británico sobre el tratado constitucional de la UE] nos dará la oportunidad de hacerlo cuando llegue el momento". ¿Y cuándo va a ser eso? "En algún momento de 2006".
Menciono que Rupert Murdoch le dijo a un amigo mío, en Washington, que está seguro de que tiene el referéndum británico sobre Europa controlado. En otras palabras, que está garantizado el no. ¿Está preparado el primer ministro, de una vez, para enfrentarse al magnate australiano-estadounidense de cuyos periódicos depende su reelección? "No voy a empezar a personalizarlo", responde, "porque no creo que sea conveniente". Pero "discutiré con cualquiera que defienda el no". Ofrece una muestra de los argumentos que podría utilizar cuando, por fin, se lance plenamente a la batalla para inclinar la opinión pública británica a favor de Europa. "Tengo enorme confianza en que el pueblo británico es lo bastante sensato como para comprender que, en estos tiempos, a comienzos del siglo XXI, abandonar una posición sólida en el mayor mercado económico y la principal unión política del mundo sería increíblemente estúpido". Está a punto de salir para Toulouse, para celebrar el lanzamiento del superjumbo Airbus A380, que ha ayudado a asegurar los puestos de trabajo de 20.000 británicos: "¿Acaso participaríamos en esto si estuviéramos fuera de Europa? Por supuesto que no".
Nuevas reglas
Está claro que sí necesitamos "nuevas reglas sobre el funcionamiento de Europa" con 25 Estados miembros o más. La clave del debate para el referéndum será saber si "queremos intervenir y ser parte fundamental de la toma de decisiones en Europa, o preferimos estar en una especie de segunda categoría". Si los conservadores llegaran al Gobierno e intentaran hacer lo que proponen desde la oposición, "la consecuencia sería una humillación absoluta para el país -porque habría que retroceder-, o la salida". Mientras salgo de la famosa puerta del número 10 y me encuentro con una alfombra roja que ha aparecido para recibir al presidente de Serbia, calculo que las posibilidades de que Blair haga realidad su visión estratégica de un Reino Unido sostenido sobre esos dos pilares son hoy negativas en una proporción de cuatro a uno. Hay demasiadas cartas en su contra, empezando por el tremendo resentimiento de su ministro de Finanzas, Gordon Brown, desde su sede a pocos metros de distancia -en el número 11- hasta el militarismo reconcentrado de la oficina del vicepresidente en Washington DC, pasando por la concentración de tropas de la prensa euroescéptica. Si fracasa, como al final fracasan casi todos los políticos, encontraremos grabada en su corazón la palabra "Irak".
Sin embargo, cuando se escucha la nueva retórica -a veces, muy propia de Blair- de Bush y su candidata a secretaria de Estado, Condoleezza Rice, cuando se oye la fuerza de los argumentos proeuropeos que puede presentar Blair directamente al pueblo británico, sobre todo si el resto de la UE vota sí al tratado constitucional, tengo la sensación de que todavía tiene alguna posibilidad de salirse con la suya. Y ¿quién es capaz de decir seriamente que, si lo consigue, sería perjudicial para el Reino Unido, Europa o Estados Unidos?
Traducción de María Luisa Rodríguez Tapia.
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