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Barberá afronta la Copa con unas arcas exhaustas por la elevada deuda

Los socialistas piden un plan de amortización del crédito extraordinario

La celebración de la Copa del América y la propuesta de la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, de aprovechar el evento para poner al día la inversión en los barrios con un préstamo de 240 millones de euros se han dado de bruces con unas cuentas municipales al límite del endeudamiento. El Grupo Socialista reiteró ayer su apoyo a la regata, pero pidió sentido común a la alcaldesa porque desde su llegada al gobierno municipal en 1991 la deuda se ha multiplicado por tres y ha pasado de los 202 a los 707 millones de euros. Barberá defendió la salud de las cuentas del Consistorio.

"No voy a entrar en una bronca con el Gobierno central", dice la alcaldesa

El portavoz socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Rafael Rubio, y el concejal responsable del área económica del grupo, Juan Ferrer, rechazaron el modelo de desarrollo por el que ha apostado el PP desde su llegada al gobierno de la ciudad y que reduce en estos momentos la capacidad inversora del Consistorio en la ciudad a propósito de la celebración de la Copa del América en 2007.

En algo más de 13 años el Ayuntamiento de Valencia ha "más que triplicado su deuda", subrayó Ferrer, pasando de los 202 millones de 1991 a los 707 previstos inicialmente para finales de este año. Con la deuda al límite después de la entrada en vigor del plan de estabilidad, Barberá ha solicitado al Ministerio de Economía que le permita un endeudamiento extraordinario de 240 millones de euros, lo que elevaría el índice de deuda del 115% actual al 150%, según los socialistas, un escenario inasumible para la Administración central sin un plan de amortización que garantice su devolución en el corto plazo.

"La situación financiera del Ayuntamiento está desbordada", dijo Rubio, que matizó que los socialistas no están en contra de que se autorice el préstamo a Barberá para las inversiones que ha anunciado en los barrios de la ciudad y que no están ligadas a la celebración de la regata, pero reclaman sentido común y un estudio financiero que avale la operación y del que el Gobierno central no tiene noticia todavía.

Pero sí puntualizan que es precisamente este "agotamiento financiero" el que está provocando que muchos de los proyectos anunciados por Barberá tengan que salir adelante de la mano de la iniciativa privada y aboquen al equipo de gobierno municipal a subir los impuestos en 2005 -el IBI, el IAE y el impuesto de plusvalías crecerán este año en torno al 15% o el 20%, según Ferrer-. "La deuda municipal está sirviendo en estos momentos para pagar el gasto corriente y no para acometer inversiones", reiteró Rubio, quien recordó que el único gasto comprometido en el evento lo paga el Estado.

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En este escenario financiero se produce el rifirrafe entre el ministro de Administraciones Públicas y vicepresidente del consorcio gestor de la Copa del América, el socialista Jordi Sevilla, y la alcaldesa de Valencia por la cancelación de una reunión prevista el pasado miércoles para responder a la solicitud de 240 millones de euros de Barberá y que se aplazó por problemas de agenda de Sevilla, según el ministerio. Madrid no ocultó su malestar por la reacción del primer teniente de alcalde, Alfonso Grau, al aplazamiento. El concejal popular advirtió de que estos retrasos podrían demorar las obras de embellecimiento proyectadas por la alcaldesa.

Barberá, tras inaugurar ayer los nuevos servicios del Parque de Cabecera, aclaró que Grau sólo pidió al Gobierno "que se diera un poco más de prisa" para llevar a cabo las obras, algo que "no es ninguna patada en la espinilla", como calificó Sevilla.

La alcaldesa lamentó que se estén produciendo declaraciones "grandilocuentes, poco afortunadas y salidas de contexto" entre ambas administraciones porque ésta "no es una ciudad tremendamente endeudada y cuenta con una gestión absolutamente saneada y un endeudamiento constante".

Los valencianos, defendió Barberá, "saben, desde hace 14 años, que Valencia es una ciudad bien administrada, en la que se cobran unos impuestos que se devuelven en obras". La primera edil añadió que ha pedido un dinero porque hay un acontecimiento especial y extraordinario y apuntó que todas las ciudades que tienen un evento de estas características tiene una oportunidad para invertir. "No voy a entrar en una bronca con el Gobierno", concluyó Barberá.

Compás de espera

No existe una fecha oficial para la celebración de la reunión entre la alcaldesa de Valencia y el ministro de Administraciones Públicas, pero ya se apunta como probable el martes 25 de enero. De confirmarse, Sevilla deberá decir si acepta que el Ayuntamiento de Valencia pida el préstamo de 240 millones de euros, lo que supone aumentar el endeudamiento del Consistorio por encima del 30% -un escenario que el Ministerio de Economía y Hacienda considera comprometido- o reduce la cantidad puesta encima de la mesa por Barberá.

Sevilla insistía el jueves en que la Administración "está intentando ayudar al Consistorio", pero sin hipotecar el futuro de la ciudad y desde luego sin sentar precedentes peligrosos. El Ayuntamiento de Valencia se mira en estos momentos en el Consistorio de Gandia, que gobiernan los socialistas, a los que el Ministerio ha permitido un endeudamiento extraordinario, previo estudio económico-financiero y con el compromiso expreso de que en tres años reequilibrarán su situación.

Desde Madrid reiteran que la Administración central está comprometida con la Copa del América y prueba de ello son los 600 millones que gastará en las obras relacionadas directamente con la regata, así como los 400 millones de euros que el Estado gastará en obras suplementarias para la ciudad como es el caso del soterramiento de las vías o la ampliación del aeropuerto de Manises. Un plan de 1.000 millones que concretarán pronto en Valencia.

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