¿Tecnología o incomunicación?

La tecnología ha sido la gran vencedora en el mágico día de Reyes: nos han traído móviles de última generación, infinidad de juguetes electrónicos, miles de "plaistesions", programas que mejoran el rendimiento de nuestros ordenadores, cámaras digitales, reproductores MP3 y, sobre todo aislamiento colectivo e individual.

Colectivo en tanto en cuanto nos lanzamos al "gran día de la bolsa". Bolsas van y vienen, cargadas de regalos y fantasía, mientras en otras partes del mundo las bolsas portaban... la muerte. Hemos sido solidarios. No hay duda. Pero también hemos olvidado con demasiada rapidez y nos hemos lanzado a nuestro voraz consumismo. Aislamiento individual, de igual modo, porque los padres de hoy, los que no tuvimos una gran comunicación con nuestros padres, los que nos conformábamos con juguetes simples que atizaban nuestra imaginación, ahora regalamos infinidad de tecnología a nuestros hijos. Juegos y máquinas en las que se sumergen para estar incomunicados con nosotros mismos.

Quizá estemos obviando que, de esta manera, estamos afilando el filo de la navaja de una nueva forma de "ludopatía", "enganche" o llámese como se quiera. Adicción a tener pegada la oreja al móvil y los ojos clavados en la pantalla del ordenador, o la televisión, por donde saltan bichos y muñecos increíbles. Y esto pasa en el año de la celebración del IV Centenario del Quijote, y al mismo tiempo en el que la Naturaleza ha puesto delante de nuestros ojos más de 160.000 muertos.