Un primo de El Chino vio una bomba montada en la casa de Chinchón
Hamid Ahmidan, actualmente en prisión y primo de Jamal Ahmidan, El Chino (uno de los terroristas suicidas de Leganés), estaba preocupado porque su familiar y sus amigos eran "muy religiosos, ya que frecuentaban mucho las mezquitas, teniendo siempre como tema de conversación la religión y la yihad (guerra santa)". De hecho, su primo "sólo se relacionaba con personas muy religiosas".
Del testimonio de Hamid se deduce que fue testigo del montaje de al menos una de las bombas usadas en los atentados del 11-M, sin saber de qué se trataba. Según su relato, a mediados de febrero estuvo en la casucha de su primo en Chinchón, donde vio "a Jamal, Abdullah, Anwar y Mohamed reunidos en el salón de la casa observando que Jamal les estaba enseñando a los mencionados un artefacto cilíndrico de color marrón del que salían unos cables". Al darse cuenta de que Hamid los estaba observando, "Jamal hizo un gesto de esconder el mencionado objeto".
Por esas fechas, El Chino comentó que iba a hacer un viaje, y su primo pensó "que ese viaje podía ser a Afganistán o Irak, ya que hablaban constantemente de hacer la yihad en esos países".
Otro de los declarantes, Fouad el Morabit, también en prisión, supo que "algo fuerte" se estaba preparando en España por las conversaciones mantenidas con personas del entorno de Serhane Ben Abdelmajid. Estos individuos le comentaron que el consejo que daban a sus amigos quienes rodeaban a El Tunecino era éste: "Lo mejor que podéis hacer es abandonar España".
No obstante, asegura que la palabra "atentado" como tal no la escuchó, ya que siempre se hablaba de "algo fuerte". Serhane estuvo moviéndose libremente por Madrid tras el 11-M, ya que fue visto en las inmediaciones de la calle de la Virgen del Coro, donde vivía Fouad.
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