La penúltima batalla en el Deportivo
Irureta pide una sanción económica "y algo más" para Pandiani, que acusó al técnico de "lavarse las manos" en los momentos difíciles
La situación en el Deportivo se degrada cada semana que pasa. Si los líos en el vestuario del equipo blanquiazul ya resultaban sonados en sus momentos de gloria, la caída en picado desde el inicio de Liga ha levantado otro vuelo de cuchillos. Pero esta vez, el entrenador, Javier Irureta, se ha puesto más duro que nunca. El técnico deportivista, que en su día hasta llegó a perdonar un cabezazo en público del brasileño Djalminha, anunció ayer que pedirá una sanción económica "y algo más" contra Walter Pandiani por haber descalificado en público a su entrenador.
Lo que trasciende del vestuario del conjunto deportivista dibuja un cuadro muy inquietante para el equipo gallego. Futbolistas como el portero Molina y Luque han aireado diferencias públicamente, y esta semana Pandiani desató las hostilidades contra el entrenador.
"Sus palabras han sido subjetivas, injustas y alteradoras del espíritu del vestuario", dice Jabo
En unas durísimas declaraciones al diario La Opinión de A Coruña, el delantero uruguayo acusó a Irureta de "lavarse las manos" en momentos de crisis. "Se está hundiendo el barco y el entrenador tiene que ser el primero en dar la cara", clamó Pandiani, quien aseguró sentirse discriminado por el técnico a favor de otros que entrenar peor que él, en inequívoca alusión a Diego Tristán.
Javier Irureta, quien en sus siete temporadas en A Coruña siempre ha tratado de poner sordina a los habituales conflictos con los jugadores, tuvo ayer una reacción muy enérgica. Tras hablar con Pandiani en privado, el técnico calificó sus palabras de "subjetivas, injustas y alteradoras del espíritu del vestuario".
"Voy a dar un informe al club y supongo que se le abrirá un expediente. Yo propondré un castigo económico y algo más", explicó el preparador vasco sin ofrecer más detalles. Irureta acudió a la sede del Deportivo a última hora de la tarde para tratar el asunto con el presidente de la entidad, Augusto César Lendoiro.
Pandiani no es un futbolista muy popular en el vestuario por su carácter explosivo y por sus velados reproches a compañeros como Luque y Tristán. El año pasado, estuvo a punto de agredir a un periodista no porque le criticase a él, sino porque defendía a Tristán, con el que alterna las presencias en el equipo titular. En contraste con las palabras del uruguayo, Sergio aseguró ayer: "El míster tiene crédito. Y aún le quedan cosas que hacer aquí".
El nerviosismo es patente en A Coruña tras el empate del pasado domingo en Riazor frente al colista Numancia, de Soria, y la inminente visita de un equipo en forma como el Espanyol. El deportivismo tiene muy presente el ejemplo de su máximo rival, el Celta, que el año pasado descendió a Segunda División en la misma temporada en que debutaba en la Liga de Campeones.
Una parte de la afición siempre ha sido hostil a Irureta, incluso en sus mejores días, y contra el respaldo sin fisuras que en todo momento le ha mostrado Lendoiro. El técnico aseguró que no pretende tener "ningún privilegio con respecto a otro entrenador" cuando le preguntaron sobre la posibilidad, apuntada ayer por el diario As de que fuese destituido si el equipo sufre una nueva derrota ante el Espanyol. "La continuidad de un técnico siempre está en función de los resultados", subrayó Irureta. Y los resultados están poniendo en cuestión todos los valores del Deportivo.
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