Drama en África, debate en Europa
Frente a quien reclama la abolición de la carrera, la organización atribuye las víctimas a la fatalidad y revisa las medidas de seguridad
El sentimiento de nostalgia asciende al mismo tiempo que el avión que ha despegado desde el aeropuerto Leopoldo Sedar Senghor, de Dakar (Senegal). La privilegiada visión aérea de las cromáticas aguas del lago Rosa está nublada esta vez por el sentimiento dramático que en todos los participantes en la carrera todoterreno más importante del mundo del motor han dejado las cinco muertes que se han producido durante el trayecto, de casi 9.000 kilómetros, a través de España, Marruecos, Mauritania, Malí y Senegal. "Ha sido tan duro para las máquinas como para las almas", resume el director deportivo de la prueba, el francés Étienne Lavigne.
Sólo le faltaba un balance tan abrumador al Dakar, el rally por excelencia, para que sus detractores redoblen sus esfuerzos con el fin de que sea abolido. En Francia, la polémica ha llegado al punto de que un diputado, Jean-Marc Roubaud, ha pedido "la prohibición pura y simple" de la prueba en una carta al primer ministro, Jean-Pierre Raffarin. Los organizadores, la mayoría de los competidores y muchos aficionados al deporte del motor se sienten injustamente perseguidos e incomprendidos.
Esteve: "No me cabe duda de que encontrarán una fórmula para hacerlo más seguro"
Porcar: "El rally es más seguro que hace años aunque, por lo visto, no lo parezca"
"El rally es mucho más seguro que hace años por más que, desde la perspectiva de la edición que acaba de finalizar, no lo parezca. La organización va a reflexionar sobre lo que ha sucedido y a estudiar si hay que tomar nuevas medidas. Pero precisamente este año se habían redoblado los esfuerzos en materia de seguridad", afirma Joan Porcar, director de la organización en España.
"La seguridad: una prioridad absoluta", titula la biblia de la organización, en manos del grupo francés Amaury Sport Organisation, uno de los más importantes del mundo y que gestiona, entre otros acontecimientos, el Tour de Francia y otras citas ciclistas, como la París-Niza y la París-Roubaix, así como el maratón de París y el Open de golf de Francia.
Mensajes preventivos, distribución de información in situ, flanqueo del paso del rally por las fuerzas del orden, sensibilización y limitación de la velocidad, novedades materiales como la introducción del Sentinel, un sistema sonoro y luminoso que permite señalar la presencia de otro participante en un radio de 200 metros, y un dispositivo de atención médica sin precedentes. A pesar de todo, cinco muertos, después de que en 2004 no hubiera habido tragedias.
En la carrera propiamente dicha han fallecido dos motociclistas. El español José Manuel Pérez, de 41 años, expiró nada más ingresar en el hospital de Alicante como consecuencia de una caída y el italiano Fabrizio Meoni, de 47 y ganador en dos ocasiones de la carrera, fue fulminado por otra caída en plena disputa de una etapa. Las otras tres muertes están relacionadas con el rally, pero no se produjeron en la competición. Mientras la caravana estaba en Malí, dos motociclistas belgas que ayudaban a Raul Delabay, que había abandonado, se vieron implicados en un accidente de tráfico. Además, una niña de cinco años, al cruzar una carretera, fue arrollada por un camión de asistencia que había abandonado la prueba. "Estoy desolado por todos estos dramas, pero no se nos pueden atribuir a los organizadores", declaró Lavigne; "el Dakar asume sus responsabilidades sobre la carrera, pero no puede asumir los accidentes que suceden fuera de su contexto".
El rally contabiliza 22 muertos desde que empezó a disputarse, en 1979, bajo el impulso de su creador, Thierry Sabine, que precisamente pereció en un accidente de helicóptero, cuando viajaba junto a cuatro personas más, en Malí. Sin embargo, el recuento de las víctimas relacionadas con él asciende a casi medio centenar.
Algunos ex pilotos, consternados por las muertes de Pérez y Meoni, a las que hay que añadir la de otro campeón, el francés Richard Sainct, el pasado septiembre en el Rally de los Faraones, han manifestado su desaliento. Es el caso del ahora director deportivo de la principal marca de motos todoterreno, KTM, Heinz Kinigadner. Nada más fallecer Meoni, dijo: "Todos los pilotos de KTM deberían regresar a casa. Es trágico y doloroso. No es una cuestión de simpatía o antipatía, sino una cuestión de seguridad porque nadie en el equipo ignora dos accidentes tan trágicos. El Dakar no es caminar por el parque". Edi Orioli, cuatro veces vencedor en la categoría de motos y que ahora conduce un coche, fue tajante: "Es una locura ir tan deprisa en moto como se va ahora. En mi época de motociclista, era algo que siempre me preocupaba y fue una de las razones de mi retirada".
Porcar no está de acuerdo. Puntualiza que Meoni no iba deprisa cuando sobrevino su accidente mortal y manifiesta: "En contra de lo que mucha gente pueda suponer, antes, en la época de Didier Auriol y Neveu, las motos eran mucho más potentes y pesadas y corrían más que ahora". Se estima que por entonces, en el decenio de los ochenta, las motos alcanzaban en el desierto unos 190 kilómetros por hora. Ahora, gracias a las limitaciones impuestas y a que se han rebajado las cilindradas, lo hacen a unos 160. Sin embargo, Porcar propondrá introducir algunos cambios. "Por ejemplo", cuenta, "limitar la suspensión de las motos, hacerlas más ligeras e impedir neumáticos que son casi indestructibles, que no se pinchan y que permiten a los pilotos pasar a gran velocidad por encima de los pedregales". Otras propuestas hablan también de limitar los instrumentos de navegación, con lo que los pilotos se verían obligados a ir más despacio para no perderse en el desierto. También las atenciones médicas son ahora mucho mejores: "Antes sólo se contaba con un par de helicópteros. Ahora hay siete, cuatro de ellos medicalizados. Poseemos una UCI y un hospital de campaña y siguen la carrera diez vehículos también medicalizados".
Isidre Esteve, piloto del equipo KTM Repsol que ha concluido su octava participación en el Dakar en la cuarta posición, no piensa replantearse su intención de seguir compitiendo. "Éste es mi trabajo. Es una modalidad que amo y amo también el desierto", afirma; "lo único que hace replantear lo que ha sucedido es una modificación del reglamento. Estoy completamente seguro de que entre la organización, los pilotos y la gente encargada de estos temas se encontrará una fórmula para disputar el Dakar los próximos años de forma más segura".
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