"La esperanza en Euskadi ha comenzado"
(...) No sé si recordáis que hoy hace exactamente nueve meses estaba en el Congreso de los Diputados pidiendo el voto de confianza, la investidura, para ser elegido presidente del Gobierno, después de haber tenido el respaldo popular de la ciudadanía. Nueve meses son un tiempo de vida y un tiempo de esperanza, y hoy quiero venir a decir en Euskadi que la esperanza en Euskadi ha comenzado y el final será la paz y la convivencia entre todos, porque ése es el objetivo que comprometí ante los vascos.
Hace nueve meses comprometí ante el país que gobernaría escuchando y dialogando. Que gobernaría con el objetivo de cumplir mi programa electoral, pero también con el objetivo de unir a todo el país, con el objetivo de gobernar para todos los españoles. Algunos se extrañan o no recuerdan ese compromiso, pero por eso soy capaz -porque es mi obligación y mi compromiso- de estar cuatro horas hablando con el lehendakari Ibarretxe o tres horas hablando con el líder de la oposición, por muy distantes que estén de mis posiciones políticas. Escuchando, dialogando y buscando puntos de encuentro.
"Me sentí muy orgulloso cuando defendí, en nombre de España, la presencia del euskera en la UE. Queremos que el euskera sea algo nuestro"
"El rechazo al 'plan Ibarretxe' debe servir como una lección para que en el País Vasco hagamos un plan que no lleve el nombre de nadie"
Hace nueve meses me comprometí ante el país a cumplir y hacer cumplir la Constitución. Me comprometí a que ningún hombre estuviese por encima de las leyes, y por eso digo hoy aquí, en Euskadi: El plan Ibarretxe va a ser rechazado y no tendrá nunca vigencia.
Me comprometí a abrir un nuevo tiempo para este país, en el que pudiéramos avanzar en las reformas institucionales con el máximo consenso. Un tiempo de encuentro entre ganas de cambio y convivencia mayoritaria y apoyo mayoritario a elementos fundamentales que representan el modelo que nació en la Constitución de 1978. Ésa es la trayectoria de mi compromiso. Eso es lo que estoy poniendo en práctica en los últimos días, y como alguno se ha sorprendido, e incluso criticado, de que haya estado cuatro horas reunido con el lehendakari Ibarretxe, quiero deciros que he estado reunido, he escuchado y dialogado con el lehendakari por la misma razón por la que he rechazado el plan Ibarretxe: por convicciones democráticas, por respeto institucional y porque él representa a los vascos que le eligieron democráticamente en las urnas.
(...) Frente a los que hablan de debilidad, frente a los que hablan de vacilación, yo os digo que lo más fuerte es la democracia, y la democracia es, ante todo, la palabra y el diálogo. Y vamos a seguir trabajando con la democracia, el diálogo y con la capacidad de escuchar. Ésos son los hombres fuertes que hacen a los países fuertes y a la libertad invencible.
Quiero deciros también que vamos a rechazar el plan Ibarretxe con serenidad y democráticamente, como hace un país maduro que representa a una ciudadanía madura, como es la ciudadanía española, que lo ha demostrado durante estos 25 años de manera sobresaliente.
Pero el rechazo al plan Ibarretxe no es un punto final a nada. Ese rechazo debe servir, ante todo, como una lección que proclamo desde la humildad, el respeto y la voluntad de diálogo. Una lección para que en Euskadi construyamos un plan que no lleve el nombre de ninguno de nosotros. Que construyamos un plan en el que todos nos podamos sentir reconocidos y podamos defender, precisamente porque hemos sido capaces de contribuir a esa construcción. Ni la Constitución europea, ni ninguna norma de convivencia, ni la Constitución española llevan el nombre de nadie. Porque un marco para convivir, un estatuto de autonomía, tiene que llevar el nombre de todos o de la inmensa mayoría y, si no, no sirve. Por eso, no sirve el plan Ibarretxe.
Ese plan lo tenemos que construir entre todos, y digo todos. Antes subrayaba que estaba muy lejos del PP, que tengo profundas discrepancias políticas, como veréis habitualmente, cuando sus portavoces se dirigen a mí en los medios de comunicación; es bastante notable y notorio: profundas discrepancias políticas. Pero el PP, lo que representa la derecha de este país, es imprescindible para avanzar en las reformas y para tener, cada día, una mejor convivencia.
Ya sabéis que estas cosas son raras en los mítines políticos, pero al mismo tiempo que he expresado el respeto por el lehendakari Ibarretxe -y lo vuelvo a hacer hoy-, expreso también el reconocimiento a la actitud de Rajoy en la reunión que mantuvimos en La Moncloa. ¿Es extraño, verdad, que esto suceda en un mitin político? Pues bien, cuánto mejoraríamos la democracia, cuánto forjaríamos esa Euskadi libre y en paz, en el conjunto de una España, esta vez sí, grande de ciudadanos libres, si fuéramos capaces de poner más énfasis en corregir los defectos propios y en poner de manifiesto las virtudes de los demás.
(...) Uno de mis primeros momentos, cuando fui elegido secretario general del PSOE, en el año 2000, fue estar aquí, en San Sebastián, acompañando a los compañeros y a María Isabel tras el asesinato de Juan Mari Jáuregui. Lamentablemente, he tenido que asistir a varios de ellos, a varios momentos de dolor, de injusticia, de incomprensión. He tenido que escuchar, como una lección que he recibido en muchas circunstancias de muchas víctimas y familias de víctimas del terrorismo. Llevo sus mensajes, cada día, en mi cabeza y en mi piel. Y llevo, ante todo, una idea, una frase que me han repetido prácticamente todas las familias de las víctimas, que les honra y que nos dignifica a todos: "Que esto no le vuelva a pasar a nadie".
Ése es mi gran objetivo colectivo. Que lo que pasó a tantas personas, de manera injusta y desgarradora, no le vuelva a pasar a nadie. Rindamos cada minuto de nuestra acción política y pública un homenaje sentido, merecido y justo a las víctimas del terrorismo. Y el reconocimiento a todos los que han tenido y tienen el coraje cívico, aquí en Euskadi, de ser y sentirse libres, de querer vivir entre hombres y mujeres libres. Ésa es la mejor y la auténtica forma de ser un gran patriota.
(...) En este tiempo que se abre quiero hacer alguna consideración sobre cosas que hemos oído en las últimas horas. He oído al señor Otegi ayer. Y quiero decir que yo el primero y todos los ciudadanos queremos escucharles, pero para ello es necesario que cese de una vez el ruido de las bombas y las pistolas. Que tengan la valentía de condenar y rechazar la violencia. Os puedo asegurar a todos que apuesto fuertemente por ver el fin de la violencia en Euskadi, y estoy seguro de que todos los ciudadanos, conociendo mi trayectoria pública, saben hasta qué punto soy capaz de hacer esfuerzos por la paz. Por la paz que quieren todos los vascos y por la paz que quieren todos los españoles. Por la paz que tenemos que ganar con el esfuerzo de la razón, como vamos a demostrar en los próximos tiempos.
Un plan y un tiempo para Euskadi de convivencia. Un plan y un tiempo para Euskadi en donde su posición definitiva en el conjunto del Estado -subrayo, su posición definitiva en el conjunto del Estado- tiene que ser construida entre todos. Una posición definitiva que admite cotas más altas de autogobierno que tiene que ser escrupulosamente respetuosa con la voluntad y con el marco constitucional y las leyes que tenemos.
(...) Arrancado ya el siglo XXI, estamos cercanos a tener una Constitución europea que vamos a votar todos los ciudadanos el 20 de febrero. (...)Un proyecto de unión en la diversidad. Un proyecto ambicioso que muchos vamos a votar, y aquí también el PNV, a favor. Y eso es positivo. Sólo les queda hacer la reflexión a fondo de lo que representa un proyecto en común como la Constitución europea. Un proyecto que tiene una bandera, un himno, un lema y respeta e integra a todas las banderas, a todos los himnos y, dentro de poco, también a todas las lenguas. No sólo las que son oficiales para un conjunto de Estados, sino también, espero, a aquellas que, como el euskera, el catalán y el gallego, son también nuestras lenguas. Y por eso os digo que me sentí muy orgulloso el día en el que en el Consejo Europeo defendí, en nombre de España, la existencia, el reconocimiento y la presencia del euskera en la UE. ¿Sabéis por qué? Porque creo que la inmensa mayoría de todos nosotros lo que queremos es que el euskera sea algo nuestro; que el euskera sea algo de España. No queremos, bajo ningún concepto, una España sin euskera. Eso lo quisieron otros en otros tiempos.
(...) Quiero decir expresamente a todos los vascos, se sientan de izquierdas o de derechas, se sientan nacionalistas o no nacionalistas, que hay un Gobierno en España que respeta y fomenta su identidad. Que cree en la construcción de su posición definitiva en el conjunto del Estado. Que piensa que es posible el aumento del autogobierno, y que eso sólo se puede conseguir con grandes acuerdos. Quiero decir a la inmensa mayoría de los vascos que estamos hablando de la España moderna y constitucional que ha abierto las puertas del autogobierno; de la España que hoy está en el mundo.
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