Lo malo no es estar loco sino creerse el único

Los sondeos de opinión sirven a veces para medir el pulso de un país, aunque como decía un bromista, "nadie garantice que ese país no acabe de subir corriendo una escalera". En el caso español, es posible que esté sucediendo algo parecido, sobre todo con los sondeos que retratan los sentimientos de pertenencia. Algunos de ellos son muy llamativos. Por ejemplo, el conocido como "número 2455" del Centro de Investigaciones Sociológicas, CIS (publicado en enero-abril de 2003), que reflejó lo que se podría denominar "sentimiento nacional español" en este principio de siglo.

El cuadro, que se reproduce en esta misma columna, tiene, posiblemente, varias lecturas curiosas. Por ejemplo, que el nacionalismo español existe, como existe el nacionalismo vasco o catalán, pero que todos ellos tienen mucha más potencia política y repercusión mediática que realidad social o apoyo electoral. Ya se había dicho en otras ocasiones respecto a Cataluña o País Vasco, donde quienes sólo se sienten catalanes o vascos son, según el propio sondeo, un 16% y un 25%, respectivamente. Pero lo que el cuadro también refleja es que el "sentimiento nacional español", en el que tanto confía la derecha para volver al poder y que tanto irrita a los otros nacionalistas "periféricos", tampoco cuenta con un respaldo mayoritario, ni tan siquiera en el centro más castellano del país.

Si se entiende por nacionalismo español la posición "me siento únicamente español", el sondeo del CIS mostraría que tiene un arraigo considerable en Madrid, las dos Castillas, Comunidad Valenciana y Murcia (entre el 30% y el 21%). Pero también que la media aritmética no supera el 14% y que, desde luego, ese "sentimiento nacional español" esta llamativamente ausente en La Rioja, Andalucía, Galicia, Canarias, Aragón, Asturias o Extremadura. Incluso, parece que habría un mayor número de "nacionalistas españoles" militantes en Cataluña (12%) que en Extremadura, donde sólo un 3% declara sentirse "únicamente español" frente a un 13% que se siente "más de su comunidad que español". Claro está que una gran mayoría de extremeños (75%) se siente tanto una cosa como la otra, mientras que en Cataluña ese grupo sólo representa un 37%. Pero en el fondo, sería más lógico caracterizar a José Bono (castellano-manchego) como nacionalista español que a Rodríguez Ibarra.

Lo más llamativo del sondeo es que el sentimiento de pertenencia a una comunidad propia aparece ampliamente extendido y arraigado, hasta el extremo de que un 21% de los ciudadanos de Asturias, por ejemplo, se siente más asturiano que español. Lo mismo sucede en Canarias. Además, en los archipiélagos habría que tener muy presente la existencia de un notable porcentaje de potenciales nacionalistas, los que afirman sentirse únicamente canarios (15%) o baleares (11%).

Puestos a trazar una línea entre los ciudadanos de este país, parece que la más evidente no es la que separa nacionalistas vascos-catalanes y nacionalistas españoles, sino la que marca las diferencias entre quienes se sienten tan españoles como de su región (extremeños, andaluces, aragoneses, asturianos, una media del 54% del país) y quienes menos comparten esa visión (vascos, catalanes, baleares y madrileños).

Cuenta una anécdota que un periodista acudió un día a su jefe para solicitar la baja: "Estoy enfermo. Siento que me estoy volviendo loco". Su jefe le miró con hastío. "El problema no es que te estés volviendo loco. El problema es que te crees que eres el único en esta redacción. Y eso sí que no hay quien lo aguante". Con los nacionalistas, españoles, vascos o catalanes, puede estar pasando lo mismo. Se creen siempre los únicos, cuando ni son únicos ni tan siquiera son la mayoría. solg@elpais.es