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EVOLUCIÓN | Futuro

Nuevos datos apoyan la idea de que "cuanto más grande, mejor"

Cuanto más grande mejor, se suele decir, y en el caso de la evolución parece ser cierto. La noción de que, a la larga, la selección natural puede crear tendencias hacia un mayor tamaño surgió hace aproximadamente un siglo, pero en las últimas décadas perdió partidarios. Ahora, los investigadores han vuelto a contemplar la cuestión con nuevos métodos, y algunos sostienen que dichas tendencias son reales.

Los biólogos han descubierto recientemente que en una gran mayoría de animales y plantas los individuos más grandes tienen más éxito a la hora de reproducirse que los pequeños, sean pinzones, libélulas o estramonio. Y esta tendencia tampoco es fugaz. La selección natural puede conducir sostenidamente los linajes durante enormes periodos de tiempo hacia un mayor tamaño. Los dinosaurios gigantes, por ejemplo, eran producto de una ventaja de ser grandes que se prolongó decenas de millones de años.

Sentido opuesto

"Pienso que se sostiene, y mucho más de lo que muchos han planteado a lo largo de los años", considera David Hone, paleontólogo de la Universidad de Bristol. Hone y otros aseguran que la tendencia hacia el mayor tamaño es tan fuerte y persistente que tiene que haber fuerzas significativas que empujen en sentido opuesto. De lo contrario, estaríamos viviendo en un planeta de gigantes. En general, los biólogos evolutivos conocen esta tendencia a aumentar de tamaño como la regla de Cope, por Edward Drinker Cope, paleontólogo estadounidense del siglo XIX.

Sin embargo, a partir de la década de 1970, muchos paleontólogos dudaron de estas pruebas. Sostenían que los anteriores investigadores simplemente había proyectado la idea que de "cuanto más grande mejor" en el registro fósil, sin contrastarla realmente con hipótesis alternativas. Stephen Jay Gould rechazó la regla de Cope, considerándola una "artificiosidad psicológica".

Estas críticas han llevado a los científicos a aplicar comprobaciones mucho más rigurosas a la regla. Comparan el tamaño de los ancestros con sus descendientes, o, al menos, con especies relacionadas muy de cerca. Después realizan estas mediciones en muchos linajes de un grupo dado, para ver si la tendencia es estadísticamente significativa. "Hay que asociarlo con las ramas del árbol de la vida, y después mirar si esas ramas tienen tendencia a hacerse más grandes", explica Andrew Purvis, del Imperial College de Londres. Purvis y Hone están entre los coautores de un estudio sobre la regla de Cope en dinosaurios (The Journal of Evolutionary Biology). Compararon 65 pares de dinosaurios emparentados y separados por decenas de millones de años. Descubrieron que, de media, los dinosaurios más recientes eran un 25% más grandes que los más antiguos.

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