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Clos reclama que el nuevo Estatut ceda más competencias a los municipios

El alcalde pide una reforma electoral para aumentar en 10 los concejales de Barcelona

Tiempo de futuro. La conferencia anual del alcalde de Barcelona, Joan Clos, apenas dedicó unos minutos a repasar 2004, a lamentar el maremoto asiático y el atentado del 11-M en Madrid, y se centró en los proyectos para 2005 y 2006. Casi todos, hilvanó, vinculados al nuevo Estatuto que prepara el Parlament. El Estatut, dijo, tiene que dar a los municipios competencias en educación, vivienda, bienestar social y formación ocupacional y profesional. En suma, aplicar en serio el principio de subsidiariedad. De este modo, añadió, los ciudadanos entenderán que la reforma del Estatut mejorará sus vidas.

Hay años electorales y otros que no lo son. Ahora viene un periodo amplio en el que se pueden acometer trabajos que necesitan sosiego, dijo Clos. De modo que para los años 2005 y 2006, insistió, espera que la reforma del Estatut suponga un paso adelante para los municipios.

Clos desgranó su discurso en tres partes. Lo que espera para Barcelona como municipio, como gran ciudad y como capital de Cataluña. Las tres cosas, precisó, deben quedar reflejadas en el Estatut, porque el Gobierno catalán y el de la ciudad deben ir de la mano en la proyección exterior de Barcelona, que es también la de toda Cataluña y la de una zona más amplia, la Eurorregión, donde Cataluña hace bien en buscar influencia "sin imperialismos de ningún tipo".

Barcelona debería llegar a 2006 con un nuevo Estatut aprobado por el Congreso, con la Carta Municipal a pleno rendimiento, con una reforma del Senado y con el reconocimiento del hecho metropolitano.

Todo es importante, pero lo que más, el Estatut. "¿Qué esperamos?", se preguntó. Y se respondió: "La subsidiariedad. Concreta, con cifras y competencias". Si no fuese así, si el Estatut no estableciera cesiones de competencias a los ayuntamientos, "sería un mal estatuto".

Las competencias que pidió son, desde luego, concretas: la gestión o cogestión municipal en bienestar social, educación, vivienda y formación profesional y ocupacional. Y lo pidió, dijo, porque son los instrumentos para dar respuesta a los problemas derivados de nuevos hechos: la deslocalización y la globalización. Cataluña, explicó, tiene una baja natalidad y una alta oferta de empleo, lo que se traduce en un importante flujo de inmigrantes. La política hacia ellos tiene que ser de integración. Incluyendo, sostuvo, el derecho al voto en las municipales para los inmigrantes extracomunitarios (los comunitarios ya lo tienen) sin antecedentes penales que lleven cinco años de residencia en esta comunidad.

Esta medida exige la reforma de la ley electoral española, y debería aprovecharse la ocasión para aumentar el número de concejales de Barcelona en 10 más.

Más desigualdades sociales

En estos momentos, el porcentaje de población inmigrante en Barcelona se sitúa entre el 12% y el 13%. La mayoría, opinó Clos, ha llegado a Cataluña para quedarse y ser ciudadanos de pleno derecho, y el periodo para obtener la nacionalización, único modo de lograr el derecho al voto, tiene una duración media de 11 años.

La ley debería incluir también la reforma de los plenos municipales, de forma que no tuvieran que ser presididos por el alcalde, al modo en que ahora ocurre en los parlamentos. Con ello, cree Clos, la oposición dejaría de quejarse de las atribuciones de tiempos. No ocultó el alcalde, aunque sólo se refirió a ello al final de su conferencia, que algunos problemas crecen. Se refirió a dos: el incremento de las desigualdades sociales y la inseguridad.

Para combatir las conductas incívicas que proliferan, Clos pidió un debate ciudadano sobre el sentido de la autoridad democrática, paralelo a la aplicación, ya prevista en la Carta Municipal, de la justicia local.La necesidad de aplicar con sentido democrático la autoridad, para evitar, dijo, "la degradación de la convivencia", puede ser perfectamente paralelo a la implantación de medidas policiales. En este sentido, Clos se felicitó por el acuerdo con el Gobierno catalán que permitirá la presencia de los Mossos d'Esquadra en la ciudad, con un cuartel en cada barrio, pero es imprescindible que la ciudadanía asuma la necesidad de una respuesta "democrática, nunca podría ser de otro tipo" a los comportamientos que quiebran la convivencia ciudadana.

Hay que dar respuesta a los comportamientos inadecuados para evitar que el miedo haga que afloren sentimientos como el racismo, la xenofobia o la aparición de "movimientos antisistema sin fundamento" que acaban siendo caldo de cultivo para opciones que basan su discursos casi exclusivamente en la defensa del orden "aunque luego tampoco hagan nada al respecto".

Hay quien vive la globalización como una amenaza, pero esa sensación de "desamparo" no hará que se frenen los cambios en el mundo.

Al contrario, Barcelona debe aprovechar la transformación para enfocar el futuro. En este sentido, Clos pidió que el Estatut recoja también el derecho del Ayuntamiento a aumentar la capacidad de decidir en el puerto y a gestionar el aeropuerto, pieza clave en el desarrollo económico de Cataluña. "En otros lugares se enlaza la industria del automóvil con la aeronáutica, nosotros deberíamos trabajar en ese sentido", defendió Clos.

Para el futuro, insistió, es imprescindible disponer de infraestructuras: el puerto y el aeropuerto, pero también de carreteras y ferrocarril. Las carreteras, aseguró, son insuficiente y, encima, de peaje, mientras que en materia de ferrocarril, Clos pidió que el Estatut cite la necesidad de gestionar Cercanías y Mercancías desde el Gobierno catalán, aprovechando la nueva ley que liberaliza el sistema ferroviario.

Barcelona tiene un problema en Cercanías, porque la capacidad del sistema es exactamente la mitad de la necesaria, dijo. De inmediato propuso duplicar la línea de la costa para permitir trenes directos entre Mataró y Barcelona, y la del interior, con el objetivo de potenciar el transporte de Cercanías. "Una ciudad sin buenas infraestructuras puede ahogar su crecimiento", concluyó.

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