El Depor da la bienvenida a Okubo
Feliz debut del japonés ante el cuadro gallego, que volvió a trabajar para el contrario
No hay una sola causa ajena a la que no se apunte con entusiasmo el Deportivo. En Mallorca se encontró una pequeña celebración oriental por el debut del japonés Okubo, que había convocado el habitual alboroto de fotógrafos e hinchas desplazados para la ocasión desde el país del fútbol naciente. El Depor hizo todo lo que pudo para que los visitantes disfrutasen de la estancia. Su hospitalidad coronó de gloria a Okubo, que marcó un gol y dio el pase del otro. Los buenos detalles del japonés y el toque cosmopolita que su presencia aportó al partido justificaron la tarde en Son Moix, que, en todo lo demás, resultó un horror, un compendio de las calamidades que afligen a Mallorca y Depor.
MALLORCA 2 - DEPORTIVO 2
Mallorca: Westerveld; Cortés, Ballesteros, Ramis, Tuni; Campano, Farinós (Pereyra m. 77), De los Santos, Arango; Luis García y Okubo.
Deportivo: Molina; Manuel Pablo, César, Andrade, Romero; Sergio, Mauro Silva (Duscher m. 83); Munitis, Valerón, Luque (Pandiani m. 70); y Tristán (Fran m. 64).
Goles: 0-1-M. 50. Gran arrancada de Luque, Tristán se la devuelve de tacón, y Luque marca cruzado. 1-1. M. 57. Centro de Okubo que cabecea Luis García. 1-2. M. 62. Duro remate de Munitis, Westerveld despeja con apuros y Luque empuja. 2-2. M. 63. Centro de Campano que remata Okubo.
Árbitro: Lizondo Cortés. Amonestó a Tuni, Luque, Ballesteros, César y Ramis.
Unos 14.000 espectadores en Son Moix.
Okubo, faltaría más, es rápido y, por lo que le se vio ayer, tiene precisión para golpear la pelota. Ya había sacado un par de centros notables antes de colocar en la cabeza de Luis García el que dio origen al primer gol de Mallorca. Se jugaba ya la segunda parte, más animada que un acto inicial en el que no hubo ni un sólo remate a puerta ni una jugada con más de tres pases consecutivos. El cambio de humor que trajo la reanudación despertó a Okubo, que acabaría marcando él mismo el segundo gol tras un centro de Campano, el mejor, junto al japonés. Pero los fugaces brillos del Mallorca nunca hubiesen sido lo mismo sin la colaboración del Deportivo, que regresaba de unas largas vacaciones con el propósito de oxigenar la mente y que pareció tan obtuso y aprensivo como se había ido. Del infame pinchar de balones de la primera parte apenas se puede rescatar la tenacidad de Munitis, que falla muchas veces, pero al menos nunca se cansa de encarar al contrario.
De repente, tras la desolación que había presidido el choque, la segunda parte comenzó con un formidable fogonazo del Depor. Tal vez los recuerdos despertaron a Luque y a Tristán, que hace años formaron pareja atacante en el Mallorca. Luque empezó y acabó la jugada. Aceleró de frente al área, llegó como un rayo, Tristán se la devolvió de tacón, y Luque disparó muy ajustado al palo. Y fue justamente entonces, en el momento en que parecía abrirse un claro para el Depor entre la espesura del choque, cuando el equipo de Irureta volvió a ofrecer un cuadro clínico con síntomas de desquiciamiento. En el último partido de 2004, el Depor había caído en casa ante el Zaragoza por su falta de temple para administrar una ventaja. En Mallorca la historia se le repitió con inquietante exactitud. En sólo seis minutos, el Depor consintió que Luis García replicase a su estupendo primer gol. Luque reapareció al rato para devolver el mando a su equipo tras un durísimo disparo de Munitis que Westerveld había despejado a duras penas. Y esta vez, el Depor sólo dejó pasar un minuto antes de brindar la respuesta al Mallorca. Lo más deprimente para el conjunto de Irureta fue que el segundo gol local reprodujo miméticamente el primero. Nadie presionó a Campano en la derecha, y entre César, Manuel Pablo y Molina tampoco supieron evitar el cabezazo de Okubo, el único que merodeaba la meta. Para que todo pareciese exactamente igual que el año pasado, el Depor acabó el choque con la ya familiar imagen de Mauro Silva roto por una lesión muscular.
Traductor para Cúper
El estreno del japonés Yoshito Okubo no pudo ser más feliz. Dio el pase del primer gol y marcó el segundo. Durante toda la semana, Héctor Cúper, el técnico del Mallorca, ha trabajado mano a mano con un traductor, que le ha facilitado la tarea a él y al propio jugador. Ayer en Son Moix, durante el partido, el traductor no descansó. Estuvo cerca de Cúper, para escuchar las instrucciones de éste y traspasárselas a Okubo. El experimento funcionó, y el jugador japonés se retiró al vestuario feliz por lo conseguido pero dolorido por un golpe recibido que le abrió una brecha.
"Se movió muy bien y estamos muy conformes, aunque faltan ajustar algunas cositas. Me dio la sensación de que podía haber hecho más todavía, ya que el golpe que recibió en la primera parte le restó velocidad, pero lo hizo muy bien".
Okubo se convirtió ayer en el segundo jugador japonés que marca un gol en el fútbol español. El único antecedente lo firmó Shoji Jo, que en la temporada 1999-2000 logró dos goles con el Valladolid ante el Oviedo. Sin embargo, en el caso de Okubo lo conseguido tiene aún más mérito. El de ayer era su debut.
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