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Crónica:FÚTBOL | 18ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

El Zaragoza exprime las bandas del Betis

El equipo de Víctor rompe su mala racha en La Romareda y vence con un gol de Savio

Jordi Quixano

El choque fue intenso, abierto y, en determinadas fases, un correcalles, pero el Zaragoza descubrió, con sorprendente facilidad, los puntos débiles del Betis para hurgar en ellos. Y le dio resultado. La columna vertebral verdiblanca está compensada, se complementa y no presenta apenas fisuras. Pero las bandas sí. La mejor noticia, sin duda, que se le puede dar a este Zaragoza que basa su juego por los costados. Savio, la calidad y talento, ocupó la izquierda. Cani, la técnica y la visión, la derecha. Y Ambos fueron un auténtico quebradero de cabeza para el Betis, que no supo pararlos y lo pagó caro. Así lo vio la grada, que coreó el nombre de Savio cuando fue sustituido y dedicó numerosas muestras de cariño a Cani, que mantiene una relación de amor-odio con La Romareda.

ZARAGOZA 1 - BETIS 0

Zaragoza: Luis García; Ponzio, Álvaro, Milito, Aranzabal (David Pirri, m. 82); Movilla, Zapater; Cani, Oscar (Soriano, m. 80), Savio (Galletti, m. 70); y Villa.

Betis: Doblas; Tais, Rivas, Melli, Luis Fernández; Joaquín, Assunçao, Cañas (Alfonso, m. 62), Fernando (Israel, m. 66); Edú y Oliveira.

Goles: 1-0. M. 44. Savio, de potente disparo y desde el vértice del área pequeña.

Árbitro: Mejuto González. Mostró la cartulina amarilla a Oliveira, Melli y Milito, que no podrá jugar el próximo domingo en el Bernabéu.

La Romareda. 26.000 espectadores.

Víctor Muñoz, durante el calentamiento previo al partido, paseaba cabizbajo y pensativo por el césped. El motivo: quería refrendar en La Romareda el buen partido hecho en Riazor. Y más cuando le precedían tres derrotas consecutivas en casa. Pero Víctor supo leer el partido y la disposición táctica del rival en los primeros compases del encuentro, desde que obligó a los suyos a ensanchar el campo más de lo habitual y a abrir los balones a las bandas. De ahí los insistentes aspavientos, silbidos y gritos que prodigaba desde el área técnica. Y por eso también, que Oscar, mediapunta ayer, se dejase caer constantemente por los costados. Pero, casualidades del fútbol, el gol de Savio no llegó por la banda, sino por el centro. Movilla, pasada la medular, le cedió el cuero a Óscar, que con intención se lo prolongó a Savio. Éste, desde el vértice del área pequeña, lanzó un zapatazo que quitó las telarañas de la escuadra defendida por Doblas. Tuvieron más ocasiones, pero los jugadores del Zaragoza mostraron un inquietante temor a la hora de rematar. Aun así, el objetivo estaba cumplido.

El Betis fue ayer un equipo de números. Diez defendían y cinco atacaban. Con las líneas muy replegadas, los de Serra Ferrer, menos Oliveira, que siempre se quedaba en el límite de su campo por si llegaba un balón largo y para evitar el fuera de juego, se enfrascaron en campo propio para reducir y limitar la movilidad que imprimía el cuadro aragonés al balón. A la hora de atacar, no obstante, Oliveira, que luchó contra la soledad y la rocosa zaga del Zaragoza, los comandaba. Mientras él se desfondaba por abrir espacios, Joaquín repetía eslálones sin confianza. Todo un repertorio de regates y recortes que no llegaron a buen puerto. Se iba de uno, de dos, pero ya desestabilizado, regalaba el cuero a la última línea. Sólo hacía daño cuando se olvidaba de regatearse a sí mismo y, tras el sutil contoneo de cuerpo y brazos que le caracteriza, centraba al pico del área pequeña. Pero Edú y Fernando sólo estaban testimonialmente. El Betis demostró ser, a pesar del resultado y sus flaquezas, ser un equipo trabajado, pensado y, sobretodo, incómodo para cualquier rival. El mérito es de Serra Ferrer que ha sabido sacar el máximo provecho de sus hombres. Pero no así anoche, que perdió el pulso táctico contra Víctor Muñoz.

Movilla controla la pelota ante Joaquín.
Movilla controla la pelota ante Joaquín.EFE

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