_
_
_
_
VISTO / OÍDO
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Urnas como bombas

Nos presentan el caso de Irak como el de la democracia de las urnas y el orden de un Gobierno y un Parlamento contra el terrorismo, las bombas, la incertidumbre. Colaboramos todos a esta deformación: pero no es justa. El terrorismo tiene una definición propia por los métodos que emplea, pero no por los motivos, la política o la reacción que lo causan. Es tan condenable como las guerras; mata civiles, como todas las guerras. Las consideradas legales causaban a principios de siglo un 20% de víctimas civiles; las actuales, un 80%. Se debe a un nuevo estilo de matar: las armas disparadas a distancia, la "destrucción masiva", la presión sobre el civil capaz de influir hacia la paz sobre sus jefes para no sufrir más por la bomba y el hambre. La idea viene desde la Biblia, y desde las leyendas españolas de Numancia o Sagunto: su plena realización es actual, científica y técnica. En el sentido ético, no hay diferencia moral entre las matanzas de Sharon y las de iraquíes contra colaboracionistas; ni con Rumsfeld, cuyos soldados han matado a 15.000 o 20.000 iraquíes. Las urnas electorales van a caer sobre el país, ya, como bombas: son las consecuencias de una ocupación arbitraria, como todas; la ocupación continuará tras el resultado, y el Gobierno elegido será un fantoche más, como lo fueron los que colocó el nazismo en las tierras devastadas antes por su Ejército. Lo que se pretende con estas elecciones es cargar la responsabilidad sobre los agredidos, y preparar su retirada, sus gastos y su desgaste ante sus ciudadanos y el mundo, por quienes desarrollaron la guerra.

Aparte de las cuestiones morales y éticas que se puedan plantear, hay una imposibilidad material de vencer militarmente sobre el mundo islámico y el árabe. Las urnas de Irak, como las de Afganistán -aunque haya consideraciones de juristas fáciles acerca de las legalidades y diferencias-, son una continuación de las bombas y un adelanto de la prolongación de la larga y ancha guerra. Como la moral es siempre acomodaticia, y depende de las adhesiones y las necesidades de cada moralista, se podrán juzgar las cosas como se quiera. Yo las veo como un paso atrás, incluso muy atrás, en la asunción de las civilizaciones a las que habíamos llegado.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_