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Desde el Pacífico
Columna
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El riesgo de la muerte súbita del correo electrónico

ABRIR EL CORREO ELECTRÓNICO es tan arriesgado como copular sin preservativo en un prostíbulo. Los inconvenientes de este modelo tan cómodo y barato de comunicación se han vuelto tales que algunos analistas vaticinan su muerte súbita. Perspectiva aterradora, casi inconcebible para algunos de nosotros, pero factible a corto plazo por lo menos.

En diciembre, según la empresa FrontBridge Technologies (frontbridge.com), el 90% de los correos que circularon en Estados Unidos fueron spam o correos no solicitados. Bill Gates recibe hasta cuatro millones cada día, según su fiel compañero Steve Ballmer.

Además de ser molesto, el correo basura se vuelve peligroso. Viene acompañado hoy día de por lo menos dos riesgos mayores: los virus y el phishing, consistente en esquemas financieros fraudulentos que, por ejemplo, nos llevan a dar datos confidenciales a un sitio que se parece al de nuestro banco, pero no lo es.

La mensajería instantánea permite una comunicación eficiente entre gente que se conoce, pero la protección contra virus y 'spam' es relativa
En diciembre, según Front Bridge, el 90% del correo que circuló en EE UU era 'correo basura' o no solicitado. Bill Gates recibe cada día cuatro millones de mensajes
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Según Mail Frontier (mailfrontier.com), alrededor de 750 millones de esos mensajes engañosos fueron enviados durante las fiestas navideñas.

Las consecuencias se empiezan a notar. En una crónica publicada en PC Magazine (pcmag.com), John Dvorak observa transformaciones significativas en su propio comportamiento con su buzón: recibe menos correos; algunos que pueden ser importantes se pierden bloqueados por los programas de protección; guarda por largo rato, hasta olvidarse de ellos, los que requieren una respuesta detallada y, por lo tanto, siempre pospuesta; las conversaciones se mueren lentamente. Lo más curioso es que algunos de sus lectores han empezado a mandarle sus comentarios por snail mail, o correo caracol (el tradicional), como en el siglo pasado.

Si es molesto en lo personal, para las empresas es además costoso. Gastan miles de millones de dólares en programas de protección, pierden preciosas horas de trabajo y son las primeras víctimas de ataques fraudulentos y virus.

Para contener el problema, el Congreso de EE UU está considerando una ley que vuelva el spam ilegal. El estado de Utah ya tiene una, pero su generalización es dudosa en la medida en que el envío de publicidad por correo electrónico es el segundo medio más rentable después del telemarketing, según la Asociación de Mercadeo Directo del Reino Unido (dma.org.uk). Otra medida sería la identificación del remitente, una solución por la que abogan Vinton Cerf de MCI y Microsoft.

Sin mucha esperanza en la eficacia de una respuesta general de ese tipo, los más adelantados tienen sus alternativas.

La mensajería instantánea, por ejemplo, permite una comunicación eficiente entre gente que se conoce, aunque la protección contra virus y publicidad no solicitada es relativa.

Ray Ozzie, inventor de Lotus Note y actual CEO de Groove Networks (groove.net), apuesta por los grupos de trabajo que usan correo electrónico y mensajería instantánea encriptada (un servicio que su empresa ofrece). "Si está trabajando hoy por e-mail en un proyecto de importancia crítica, no lo hará por mucho tiempo más", escribe en su blog.

Para aliviar nuestra dependencia con respecto al correo electrónico es aconsejable considerar el uso de RSS (Really Simple Syndication), un sistema que permite reunir en un solo espacio (Blogline.com, por ejemplo) o en un solo programa (FeedDemon.com, por ejemplo) la información proveniente de todas las fuentes que nos interesan. Todavía no ha sido utilizado para promover spam ni virus y permite aliviar considerablemente la carga de nuestros buzones.

El correo electrónico no ha muerto todavía, pero su estado merece atención. Lo que empezamos viendo como una maravillosa forma de comunicarnos sin consideraciones de tiempo (por su lado asincrónico), ni de costo, ni de distancia, está perdiendo sus atractivos. Reto de nuestros tiempos: ya tenemos que cambiar nuestra forma de usar algo con lo cual apenas nos estamos empezando a familiarizar.

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