Desarticulada una banda acusada de 54 robos, estafas y tráfico de drogas
Los Mossos d'Esquadra detuvieron la semana pasada a 10 integrantes -cuatro marroquíes, tres italianos, un albanés, un español y un ecuatoriano- de una banda arraigada en Barcelona (también efectuaba incursiones fugaces en la Comunidad Valenciana y Andalucía) que supuestamente cometió robos, estafas, falsificación de documentos y tráfico de drogas.
Los Mossos les acusan de 54 robos, 14 en empresas y 40 en domicilios. Aprovechaban las noches estivales para entrar por los balcones o ventanas abiertas mientras dormían sus moradores, que siempre se daban cuenta del robo al día siguiente. Iban directos a las tarjetas de crédito, aunque por el camino sustraían todo lo que podían. Abajo les esperaba un coche con documentos de identidad casi listos, con la foto de un miembro de la banda, en los que sólo faltaba escribir el nombre del expoliado. Después se dirigían a gasolineras, donde compraban tabaco, licor y tarjetas de telefonía móvil por valor de unos 1.000 euros.
La policía encontró 48 tarjetas en uno de los 12 pisos de la banda, listas para ser usadas y cuyos usuarios legítimos son de Canadá y Finlandia. Los Mossos dan por hecho que cuentan con algún contacto en aquellos países, y ya han cursado el aviso.
En un locutorio de Barcelona regentado por un marroquí la policía se incautó de una impresora capaz de copiar documentos con gran calidad. También de 120 gramos de cocaína y 300 gramos de hachís, aunque el tráfico de drogas no constituía el grueso de su actividad.
Tres empresas sufrieron el timo del nazareno: la banda creaba una sociedad fantasma y realizaba un pedido que pagaba rápidamente y en metálico. Cuando había satisfecho la primera letra del segundo, encargaba un tercero enorme, del que la empresa legítima nunca llegaba a ver ni un euro. Cuando iban a pedir explicaciones, se encontraban con la sede vacía y la sociedad extinguida. Los detenidos se hicieron así con importantes partidas de género de piel, toallas y recambios de vehículos, que colocaban en el mercado negro. Además surtían a vendedores ambulantes de material falsificado.
Los Mossos encontraron en uno de los pisos una pistola con silenciador. En breve iban a ampliar el catálogo delictivo con atracos a mano armada, según el intendente Joan Carles Molinero, lo que precipitó la captura. Casi todos los detenidos tienen antecedentes por hechos similares. Nueve de ellos son mayores de edad y ya han pasado a disposición judicial.
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