Doctor Deseo muestra en gira su lado cabaretero

Aunque es un grupo de pop rock, las canciones de Doctor Deseo siempre han estado caracterizadas por cierto halo noctívago, crudamente sentimental y un tanto canalla que encaja a la perfección en las atmósferas más recogidas. Por eso no sorprende que el quinteto bilbaíno se haya embarcado en una pequeña gira eminentemente acústica que a lo largo de enero recalará en cuatro teatros: el Jesús Ibáñez de Matauco (días 7 y 8), en Vitoria; el Gayarre (16), en Pamplona; el Arriaga (18), en Bilbao, y el Principal (22), en San Sebastián.

Metamorfosis. Básicamente lento es el título con el que se pondrá a la venta el DVD y CD que grabará durante las dos últimas actuaciones. En ellas el grupo ofrecerá un bien ensamblado un repertorio que incluirá una selección de sus canciones más sosegadas y acústicas, remozadas para la ocasión con arreglos de cuerda y metal, y Aiora Rentería, cantante de Zea Mays, como contrapunto a la voz principal. Asimismo, aprovechando la presencia ante un patio de butacas, la idea es potenciar su evidente vertiente cabaretera, que nunca ha pasado inadvertida en un universo particular descrito en clave de poesía urbana y a menudo rayano con extremos como belleza y sordidez. El vocalista y compositor del grupo, Francis Díez, presenta sus últimos textos como "una crónica contemporánea de la frustración, del dolor, del paso del tiempo y quizá de las nuevas formas de esclavitud", y "una crónica de la búsqueda del placer".

En el plano visual, el grupo bilbaíno contará con escenografía, dirección e interpretación teatral del actor Ander Lipus, conocido por sus trabajos con Fábrica de Teatro Imaginario.

Los próximos cinco conciertos pondrán fin a la gira de presentación de Rómpeme con mil caricias, cielo, rómpeme (Gor), el octavo disco de Doctor Deseo en 17 años de carrera artística. Una trayectoria aderezada con singles de éxito local, como Corazón de tango, y cuyo análisis lleva a Díez a exponer con ironía la siguiente conclusión: "No somos más que una cuadrilla de estrellados que nos ceñimos al axioma marxista de que, naciendo de la nada, hemos alcanzado las más altas cotas de la miseria".